El Rey ha… ¿abdicado? ¡Que viva el Rey!

Por Canal26

Martes 3 de Junio de 2014 - 00:00

En realidad la expresión habitual y que corresponde es la de: El Rey ha muerto, que viva el Rey. Dando a entender que el rey viejo se ha ido de este mundo y que su hijo ya lo es. El relevo se da de forma instantánea.

La decisión del Rey Juan Carlos de España tuvo el efecto de un mazazo, cayó de manera inesperada para la mayoría aunque en algunos círculos, altos que quede claro, se sabía que iba a ocurrir, pero se desconocía la fecha. Eso correspondía solo a la decisión del monarca. Esta fue largamente meditada y se realizó en el momento que se consideró oportuno. Me recuerda la del Emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, que dejó el trono y se retiró al Monasterio de Yuste y le dejó todo a su hijo Felipe II.

Todos pensaban que seguiría reinando hasta que le tocara el turno de ir a la tumba. De hecho hace solo unos días atrás realizó un viaje por Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Bahrein y Catar para sellar contratos (que además logró) para las empresas españolas. Ha sido el modo que ha usado para recuperar la popularidad que en otro tiempo gozó. Siempre fue un gran negociador para su país.
Su salud ya no le ayudaba (tuvo trece operaciones). A lo que hay que sumar los problemas familiares. Hay que reconocer que el Rey no tuvo suerte con sus yernos, más allá de sus propios pecados, que no fueron pocos. Pero, salvo algunos de orden público, el resto de sus pecados atañen a su vida privada.


Cuando la reina Beatriz de los Países Bajos abdicó y dijo que lo hacía para dar paso a los jóvenes la miradas se volvieron hacia España, pero nada pasó. En Gran Bretaña se comentó que esas cosas de las abdicaciones sólo ocurrían en los Países Bajos. El Rey Juan Carlos en su discurso de despedida dijo lo mismo, dejar el lugar a los más jóvenes. El rey Alberto de Bélgica, poco después que Beatriz, también le dejó el lugar a su sucesor. Este país, al igual que España y Países Bajos tiene problemas con el separatismo, aunque en este último no alcanza los niveles de los dos primeros.
Benedicto 16 también abdicó y con su alejamiento pateó el avispero, ya que no tenía las energías necesarias para acometer los desafíos, pero preparando primero el camino para el que vendría después.

Para el tiempo de la Navidad del pasado año, el rey de España, estaba decidido a seguir. Pero para el mes de enero pasado había tomado la decisión. El monarca de la Transición de la dictadura del Generalísimo a la Democracia deja el trono a los 76 años después de casi 39 años de reinado, que ha sido la etapa de mayor crecimiento en la historia de España, y de paz, que no es poco. Cuando llegó al trono lo llamaban Juan Carlos El Breve, porque por esa época pensaban que no iba a durar. Un titular de un diario cuyo nombre en estos momentos no recuerdo, señalaba que “en España tenemos un Rey porque Franco lo quiso”.
Sin embargo perduró.

Negarle los logros que ha tenido sería una actitud miserable de ingratitud, ocultar sus errores una negligencia imperdonable.
Muchos de sus yerros comenzaron cuando ya el Jefe de la Casa Real Sabino Fernández Campos se había retirado. Este general, ya fallecido, fue más que un consejero para el monarca.
En el libro Todo un Rey del año 1981 escrito por Pilar Cernuda, José Oneto, Ramón Pi y Pedro J. Ramírez, señalan:
“Pensar que un rey lleva debajo un hombre es un modo muy vulgar de quedarse cortos. No es eso. Sino que un rey consiste en un hombre. Hay oficios para los cuales es menos radical la consistencia humana”.

Los libros sobre la Monarquía, el Rey, la Reina y la Familia Real son los que más se están vendiendo en las librerías en estas horas.

No entraré en disquisiciones sobre Monarquía o República, no creo que este artículo sea el lugar adecuado.
Los antimonárquicos tienen en estos momentos una oportunidad inmejorable para hacer oír sus reclamos.
En todas las monarquías los republicanos han podido manifestarse libremente, tienen derecho y deben hacerlo si quieren.
Pero las dos experiencias republicanas en España fueron trágicas.
Corren versiones y opiniones sobre qué sistema es más costoso de mantener, no está claro que una Monarquía sea más cara que una República y viceversa.
Hay republicas que son muy onerosas y monarquías austeras.
El hecho que no existan títulos de nobleza no garantiza a ciudadano alguno de cualquier país, que viva en una sociedad más igualitaria. De hecho las sociedades más igualitarias son las nórdicas, que de paso señalemos que son monarquías.
Ni mencionar la actitud de muchos gobernantes de repúblicas que quieren perpetuarse en el poder, una actitud verdaderamente antirrepublicana.
La cuestión fundamental no pasa por la forma de gobierno que cada país se de para si, el tema pasa por la corrupción de la clase política y hasta que punto los que dicen representar al pueblo son verdaderos representantes. Las crisis económicas las sufren los ciudadanos pero los legisladores siguen cobrando sus sueldos, en cualquier sistema de gobierno.

Volviendo a España.
La sucesión durará un mes, se tramitará la ley orgánica que será ratificada por las Cortes para lo que el presidente del gobierno Mariano Rajoy convocará al Consejo de Ministros.
Y serán las Cortes del Reino las que proclamen a Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia como nuevo monarca.

La proclamación de Felipe VI se hará sin grandes ceremonias ante las Cortes que es donde reside la soberanía nacional y no se invitará a ninguna familia reinante ni a ningún otro mandatario. La Infanta Leonor pasara a ser la heredera directa de su padre.

* Manuel Castro es periodista, locutor y conductor en Canal 26