Mitos y verdades sobre los avances en oftalmología

Por Canal26

Martes 5 de Agosto de 2014 - 00:00

Día a día surgen noticias sobre importantes avances en todos los campos de la medicina. Pero muchas veces se trata de descubrimientos en etapa de investigación que no siempre llegan a servir para tratar a las personas; generando ilusiones poco prudentes. Cómo interpretar estos avances, específicamente en el terreno de la oftalmología.

Ante los nuevos descubrimientos en materia de oftalmología que surgieron en los últimos años,nuestro objetivo como profesionales es guiar a los pacientes en su correcta interpretación; enseñando a diferenciar lo verdadero de lo que es un mito. En esta oportunidad haremos énfasis en dos campos que vienen generando novedades permanentemente en todas las ramas de la medicina: las impresiones 3D y los tratamientos con células madre.

Impresión 3D


Las impresoras 3D aparecieron hace pocos años y en poco tiempo revolucionaron varias áreas de la vida cotidiana al demostrar que más allá de materializar objetos creados por las personas podían servir para crear piezas y repuestos difíciles de conseguir para la reparación de muchos artefactos; y también en medicina se empezaron a utilizar para la fabricación de prótesis o piezas óseas difíciles de regenerar. Luego comenzó a desarrollarse la impresión de células para crear estructuras u órganos que resultan claves para la medicina regenerativa. El equipo científico de la Universidad de Cambridge en Inglaterra es el que está a cargo de dichas investigaciones.


En el campo de la oftalmología, hace poco se ha logrado crear artificialmente dos tipos de células de retina de ratas adultas (ganglionares y gliales; es decir de origen neuronal o de sistema nervioso) encargadas de transmitir información desde el ojo a ciertas partes del cerebro para generar el concepto de “visión” que tenemos naturalmente y que se ve afectado en aquellos pacientes que tienen enfermedades de retina con afectación de dichas células.


Según los Doctores Keith Martin y Barbara Lorber, directores de la investigación del Centro John Van Geest, las células derivadas del sistema nervioso central se pueden imprimir con una impresora de inyección de tinta piezoeléctrica. Esto permitiría en un futuro regenerar retinas dañadas restaurando la visión en pacientes con enfermedades como la retinosis pigmentaria (conjunto de enfermedades oculares crónicas de origen genético y carácter degenerativo que se caracterizan por una degeneración progresiva de la estructura del ojo) o Enfermedad de Stargardt (enfermedad ocular hereditaria que se caracteriza por una degeneración de la mácula; la zona central de la retina dotada de la máxima sensibilidad que permite la visión fina de los detalles). Si bien los adelantos son prometedores, aun no se han probado en seres humanos; por lo que el camino a recorrer aún es largo y los pacientes con dichas patologías no deben abandonar los cuidados actuales, para poder llegar a intentar ser tratados con estos avances cuando demuestren su efectividad en estudios realizados sobre personas.

Las células madre

En cuanto a las denominadas “células madre”, primero cabe destacar que las hay de varios tipos. Las células madre embrionarias son aquellas células básicas que componen la masa embrionaria que se forma al momento de la concepción y que seis semanas después se convertirá en un feto; que tienen la capacidad de especializarse e ir generando cualquier tipo órgano del cuerpo humano. Son las de mayor poder de regeneración y las que mejores resultados han obtenido en estudios experimentales; pero obtenerlas implica la destrucción del embrión, razón por la cual su uso está prohibido en casi todos los países del mundo. Le siguen en capacidad regenerativa las células madre de cordón, que son aquellas que abundan en la sangre del cordón umbilical y que pueden descartarse o bien preservarse en un banco de este tipo de células para su eventual uso en el tratamiento de alguna enfermedad; pero lo cierto es que sirven para uso autólogo (en el mismo paciente) o a lo sumo de un hermano, y poseen una bajísima compatibilidad con otras personas. Y su uso comprobado para tratamiento de enfermedades se reduce a unas pocas; el resto están aún en investigación. También es rica en células madre la médula ósea; de allí que se realicen transfusiones de la misma para el tratamiento de algunas enfermedades hematológicas. Y se han hallado células madre de bajo nivel de especialización en otras partes del cuerpo como el tejido adiposo, dientes, pelo y cartílagos; pero aún no se ha probado su efectividad en el tratamiento de diferentes afecciones.

En lo que refiere a las aplicaciones a la oftalmología de las células madre, el objetivo es obtener células precursoras de la retina a partir de células adultas provenientes del tejido adiposo. Estas células pluripotenciales podrían regenerar sectores tanto de la retina como del nervio óptico dañado. Lograrían desarrollar la misma función que las células de la retina dañadas, que no se regeneran. Por tratarse de células autólogas extraídas del tejido adiposo, no generarían tumores o respuestas autoinmunes de tipo rechazo.

Si bien se publicó que el estudio ya se encontraba en fase de experimentación en humanos, se ha comprobado que no es así. Los únicos tratamientos seguros existentes con células madre en nuestro país son aquellos destinados a enfermedades de la sangre, que se curan con trasplante de médula ósea. Por ende los pacientes deben saber que se trata de un estudio experimental, que puede poner en riesgo la salud y el estado del órgano a tratar.

Si bien estas nuevas terapias suenan muy tentadoras y alentadoras, es aconsejable que los pacientes siempre consulten a su oftalmólogo de confianza antes de someterse a tratamientos que no tienen aún el suficiente tiempo de seguimiento, índices de confiabilidad y seguridad. Es nuestro deber como profesionales ayudarlos a interpretar todos estos avances que salen a la luz y elegir el tratamiento adecuado para cada afección.

* Por la Dra. Pilar María Nano - Coordinadora de Investigación del Inst. de Ojos Dr. Hugo Daniel Nano