Cuidados de la visión en la vuelta a clases: “Ojo perezoso” y trastornos de aprendizaje

Por Canal26

Miércoles 11 de Febrero de 2015 - 00:00

La época del comienzo de clases puede poner de manifiesto algunas conductas que indican la existencia de problemas en la visión, dificultando el aprendizaje de sus hijos; consejos para identificarlas. Miopía y otros trastornos que aparecen en la edad universitaria. Tips para cuidar la visión durante todo el ciclo lectivo.

Durante los primeros 10 ó 12 años de vida, el 80% de todo lo que aprende un niño suele ingresar por los ojos. La visión es el sentido que permite acumular conocimiento más fácilmente; y a esto se suma que, por lo general, todos los contenidos educativos están diseñados a partir de esta premisa. Por esa razón muchas veces se cree que un niño posee problemas de aprendizaje, cuando en realidad el motivo puede radicar en algún problema en su visión.

Desde hace ya varios años se acostumbra la realización de un test de aptitud visual a los niños que ingresan al colegio primario. Entre los trastornos de la visión que se pueden descubrir ya a esa edad se encuentran los errores de refracción como la miopía (mala visión de lejos), hipermetropía ó astigmatismo (diferentes tipos de dificultad para enfocar correctamente ya sea de lejos o cerca); además otros trastornos como ambliopía (cuando un ojo es débil o tiene menor fuerza visual; también conocido como “ojo perezoso”), estrabismo (desviación de un ojo) y otros menos frecuentes como los problemas derivados de la diabetes, glaucoma e incluso cáncer.

En los últimos años, cada vez es más frecuente, que en los colegios se exija dicho certificado antes del inicio de las clases. Pero en el caso que esto no ocurra, es importante que los padres estén atentos a una serie de signos que pueden alertar sobre la presencia de algún problema en la visión de sus hijos; que a partir del comienzo de clases se manifiestan con mayor facilidad. Además de otras señales que se pueden identificar en edades aún más tempranas, en niños que todavía no conocen las letras:

· Que parpadee o se frote los ojos excesivamente.

· Que se incline hacia delante al fijar la vista.

· Que entrecierre los ojos para mirar ó enfocar.

· Dolores de cabeza, mareos y nauseas frecuentes.

· Que al leer se acerque demasiado al texto.

· Enrojecimiento de los ojos luego de fijar la vista.

· Que desvíe alguno de los ojos.

· Pérdida de la atención, incapacidad de aprendizaje y de focalizarse en las tareas; como consecuencia de todos los aspectos anteriores.

· Falta de confianza al subir o bajar por una escalera.

· Que realice movimientos raros de los ojos (cruzarlos o entrecerrarlos).

· La preferencia por determinados tipos de actividades: por ejemplo, los que padecen miopía suelen ser más tranquilos, tímidos y prefieren las actividades con objetos más cercanos; mientras que los hipermétropes suelen ser más extrovertidos e hiperquinéticos.


Es importante que los padres estén atentos a los signos que nos pueden alertar sobre la presencia de algún problema en la visión (que suelen identificarse más fácilmente cuando los niños comienzan las clases) para acudir a realizar un examen ocular, corroborar la existencia de algún trastorno y comenzar así con su tratamiento cuanto antes. Esto aumenta las probabilidades de recuperación y permite a sus hijos desarrollar mejor los procesos de aprendizaje.


TRASTORNOS DE LA VISIÓN EN LA ETAPA UNIVERSITARIA

Debe tenerse en cuenta que entre los 18 y los 23 años aproximadamente existe un periodo en el que todavía puede aparecer algún grado de miopía que no se haya manifestado en edades más tempranas. La aparición de dificultad para ver correctamente de lejos, el cansancio visual, las cefaleas luego de fijar la vista o los ojos irritados al fin del día laboral o de estudio, pueden ser indicios de la aparición de esta miopía.

Es importante que los jóvenes adultos de esta edad estén atentos a las mencionadas señales para tomar medidas preventivas ó correctivas a tiempo y así evitar un deterioro precoz de la visión. Suele ser una etapa en la cual se evade el control oftalmológico anual recomendado, por tener los mencionados una mayor independencia de sus padres (que acostumbran estar más al pendiente de estas cuestiones) y por la normal sobrecarga de actividades que se manifiesta en este período de la vida.

Existen además otros dos trastornos a los que los jóvenes están expuestos especialmente a partir de este período de sus vidas, que también pueden favorecer el desarrollo de problemas visuales. Por un lado el denominado Síndrome de Visión Informática que es la consecuencia de la exposición prolongada a pantallas luminosas a una distancia reducida; causando síntomas como visión borrosa, fatiga e irritación ocular, picazón, dolor de cuello, sensibilidad a luz, sequedad, visión doble, mareos y cefaleas (principalmente frontales o perioculares). Cerca del 90% de las personas que usan computadoras durante tres ó más horas pueden desarrollar este síndrome.

Por otro lado el llamado Síndrome del Edificio Enfermo. Esto se suele dar en los ambientes laborales o universitarios modernos, donde la temperatura y la ventilación son controladas totalmente a través de sistemas internos, en los cuáles no se abren las ventanas directamente al exterior para una ventilación natural y el aire circulante proviene siempre de las cañerías internas; esto sumado a la cantidad de partículas invisibles que despiden máquinas como impresoras, fax, monitores, fotocopiadoras, etc. Estas partículas se adhieren a la superficie ocular produciendo desde enrojecimiento hasta picazón y malestar al final de la jornada laboral. La indicación de un colirio adecuado y ciertas medidas de higiene pueden ayudar a evitar estas molestias.

EL CUIDADO DE LA VISIÓN DURANTE EL CICLO LECTIVO

Existe una serie de consejos que los padres pueden poner en práctica para preservar la visión de sus hijos y ayudarlos a alcanzar un mejor rendimiento escolar (o bien que pueden poner en práctica los jóvenes adultos en edad universitaria):

Provéales un espacio de estudio con iluminación óptima. La iluminación deficiente fomenta a que la visión se fuerce, cansándose con mayor facilidad y favoreciendo el desarrollo de diferentes afecciones visuales. Se recomienda ubicar las lámparas estratégicamente para que iluminen los objetos en los cuáles enfocan la vista y no de frente a los ojos. También se sugiere utilizar lámparas blancas o de colores cálidos; y evitar el uso de focos transparentes.

Intente formar hábitos para que mantengan una buena postura mientras realizan tareas. Además de evitar problemas cervicales, cualquier cambio en estos hábitos le ayudarán a identificar si surgen problemas visuales.

Intente limitar el tiempo en el que están expuestos a pantallas (de TV, computadora, videojuegos) en sus ratos de ocio. Y si existen tareas que requieran el uso de la computadora, que descanse luego de cada hora de uso.

Ayúdelos a mantener la humedad ocular. Esto se logra mediante el pestañeo forzado (especialmente cuando permanecen mucho tiempo frente a la computadora, donde no hay agentes externos que lo provoquen) o mediante el uso de lágrimas artificiales sin corticoides.

Se recomienda utilizar papel color mate, que es menos dañino para la vista. El papel blanco refleja el brillo de cualquier tipo de iluminación contra la superficie del ojo. El color mate absorbe y atenúa el brillo.

Llévelos al control oftalmológico al menos una vez al año.

Poniendo en práctica estos simples consejos, que quizás cueste durante los primeros días, pero se convierten en hábitos con facilidad; podrán ayudar a cuidar la salud visual de sus hijos en edad escolar.


Por el Dr. Ramiro Diez Olea
Especialista en Salud Visual Infantil del Inst. de Ojos Dr. Hugo Daniel Nano
M.N. 92.722