Cómo prevenir el malestar por excesos en fiestas de fin de año

La conjunción entre las comidas que solemos consumir en estos encuentros sociales y las altas temperaturas incide aún más negativamente en nuestro sistema digestivo.

Por Canal26

Domingo 20 de Diciembre de 2015 - 00:00

Con el cierre de año y el comienzo del verano las personas están expuestas a una serie de eventos sociales que se caracterizan por comidas con grandes cantidades de calorías, generando el mayor pico de trastornos digestivos en el año.

El exceso en las comidas y bebidas repercute en la salud y las personas buscan en un medicamento el alivio para las dolencias derivadas de ello, siendo los antiácidos y los hepatoprotectores los más solicitados.

Tanto para el malestar o como preventivos, la compra de este tipo de productos se incrementa a fin de año, ya que a las celebraciones tradicionales de Navidad y Año Nuevo se suman las fiestas laborales, los reencuentros con amigos y el inicio de las vacaciones; lo que motiva a realizar ingestas mayores a las habituales.

A los aspectos sociales de este tipo de encuentros hay que adicionar otro tipo de factores.

Por un lado, la hegemonía cultural del hemisferio norte nos llevó a adoptar en estas fechas dietas con altas cantidades de calorías, propias de los países septentrionales que para dicha fecha se encuentran en pleno invierno.

Esto además provoca que consumamos menor cantidad de los alimentos más recomendados para el verano en el que nos encontramos como las frutas, que favorecen la rehidratación necesaria y son ricas en vitaminas y antioxidantes.

La conjunción entre las comidas que solemos consumir en estos encuentros sociales y las altas temperaturas incide aún más negativamente en nuestro sistema digestivo de lo que lo haría en condiciones normales.

José Tawil, médico gastroenterólogo miembro de la Sociedad Argentina de Gastroenterología, explicó que, en la actualidad, “en general la dieta estándar es pobre en nutrientes, rica en calorías, con una alta carga de glucosa y deficiente en antioxidantes”.

En ese sentido, Tawil manifestó que “los alimentos procesados carecen de fitonutrientes que proporcionan a nuestras células la información para orquestar funciones equilibradas para prevenir una amplia gama de enfermedades inflamatorias; incluso el cáncer” y añadió que “ejemplos de alimentos ricos en antioxidantes en la dieta son las frutas y verduras altamente pigmentadas”.

“Cabe destacar que muchos de los alimentos y suplementos que tienen propiedades antioxidantes también desempeñan un papel en la modulación de los procesos inflamatorios. Asimismo, presentan propiedades de protección contra el desarrollo del cáncer”, aseveró el gastroenterólogo.

El sistema gastrointestinal se expone a agentes exógenos de la dieta. En respuesta a tales sustancias y patógenos, se induce el proceso de estrés oxidativo, que podría estar relacionado con el desarrollo de trastornos gástricos, orgánicos y funcionales.

Si bien existen varios agentes hepatoprotectores, el ácido tióctico brinda protección metabólico hepática y, por su triple efecto, tiene una mayor respuesta antioxidante logrando una rápida recuperación.

El ácido tióctico, también conocido como ácido alfa lipoico, es un derivado de ácidos grasos que se caracteriza por sus efectos antioxidantes.

Tawil, quien se desempeña como especialista en trastornos funcionales gastrointestinales en GEDYT, Gastroenterología Diagnóstica y Terapéutica, explicó que “múltiples estudios muestran su eficacia en atenuar la oxidación proteica y consiguiente daño de las células hepáticas ante el consumo de alcohol, paracetamol, dietas ricas en grasas e incluso lo protege frente a situaciones de infecciones generalizadas”.

“También se ha observado que disminuye cambios estructurales de las células hepáticas que se generan con la edad. El mecanismo de acción es a través de la supresión de mediadores inflamatorios así como inducir el incremento de factores antiinflamatorios que se producen en el torrente circulatorio”, indicó el especialista.

El ácido tióctico además combate el estrés oxidativo producido por una variedad de especies generadoras de oxígeno y está implicado en la activación de otros antioxidantes tanto endógenos como exógenos.

Múltiples estudios muestran su eficacia en atenuar la oxidación proteica y consiguiente daño de las células hepáticas ante el consumo de alcohol, paracetamol, dietas ricas en grasas e incluso lo protege frente a situaciones de infecciones generalizadas.