¿Qué es la Inteligencia Sexual?

Por Canal26

Miércoles 10 de Agosto de 2016 - 00:00

Una sexualidad inteligente es aquella que nos conecta con nuestro cuerpo, con nuestras emociones, con los otros e incluso puede pensarse como un camino de crecimiento interior. Una sexualidad que nos enriquece y que nos hace más felices.

Ya no tenemos dudas de que la sexualidad se aprende y re aprende permanentemente y así como se puede aprender bien se puede aprender mal. Un buen nadador no necesariamente es un buen músico, ni un buen padre. La teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner nos ayudó a comprender este fenómeno cuando postuló que había siete tipos de inteligencias o habilidades cognoscitivas (musical, físico-kinestésica, lógico matemática, lingüística, viso-espacial, interpersonal e intrapersonal).

La inteligencia sexual atraviesa cada una de ellas, las integra y posiblemente incluya otras no descriptas.

Howard Gardner es un psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, conocido en el ámbito científico por sus investigaciones en el análisis de las capacidades cognitivas y por haber formulado la teoría de las inteligencias múltiples, la que lo hizo acreedor al Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2011. Entre otras cosas muy interesantes dijo: “La inteligencia, lo que consideramos acciones inteligentes, se modifica a lo largo de la historia. La inteligencia no es una sustancia en la cabeza como es el aceite en un tanque de aceite. Es una colección de potencialidades que se complementan”.


Los tres pilares para el desarrollo de la inteligencia sexual son la información, la creatividad y la flexibilidad

1. Información

Desde que nacemos, aprendemos y construimos “filtros” que nos hacen ver la realidad de una manera u otra. Cuando crecemos, tenemos la posibilidad de revisarlos y de revisar toda la información sexual que recibimos de niños porque, sabemos, la mayoría de las veces está plagada de mitos y prejuicios. Identificar esos mitos, repensar la información que tenemos y quedarnos con lo que colabore más en el desarrollo de una sexualidad positiva es parte de la ejercitación para disfrutar cada vez más.
Aunque no te des cuenta, cuando recibimos datos, los procesamos, los modificamos y los transformamos en propios a partir de la reflexión y la experiencia. Por eso es tan importante lo que le transmitimos a los niños, porque con esa información ellos construyen sus “filtros”. Si la información que les brindamos es negativa, puede ser muy dañina para la construcción de su sexualidad.

Cambiar una idea puede cambiar completamente tu sexualidad.

La sexualidad es como la cocina, podés conseguir platos exquisitos siguiendo al pie de la letra una receta, pero seguramente los mejores chefs son los que a la receta le agregan su estilo, su toque mágico. Ese toque requiere de creatividad.

En el sexo las recetas no sirven y si tengo que hablar de porcentajes podría decir que, si las usamos, ocupan un 10 por ciento de la sexualidad, el resto está dividido entre experiencia y creatividad.

2- Creatividad

Es lo que nos permite ponerle un condimento extra que haga de ese encuentro, un encuentro especial. La creatividad también se entrena pero el punto de partida para poder ser creativo es estar relajados: nunca va a surgir de la tensión.

Para estar creativos necesitamos una mente limpia, libre de preocupaciones y estrés. Hay situaciones en donde la presión nos permite encontrar soluciones originales a viejos problemas, pero este mecanismo funciona en situaciones puntuales y cuando se hace crónico nos conduce inevitablemente al estrés y la depresión.

Te podrás imaginar que uno de los peores enemigos de la sexualidad es la rutina, pero la creatividad es el antídoto. Es crucial animarse a crear, animarse a probar cosas nuevas sin miedo a que salgan mal. Ser creativo es arriesgar y lo que es fundamental es perder el miedo al ridículo. Ese es el primer obstáculo con el que se encuentra el niño en su proceso de aprendizaje. Cuando aparece este miedo es cuando el niño comienza a dejar de ser niño y todo empieza a complicarse. No hace falta ser afinado para cantar, ni ser Julio Boca para bailar. Tampoco esperes ser una estrella porno para tener buen sexo. Para tener buen sexo solo hay que aprender a relajarse, conectarse con el otro en ese momento y permitirse expresar creativamente lo que se siente.

La máquina sexual funciona sola, pero hay ideas que ayudan y otras que no. Hay que descartar las que no ayudan y reemplazarlas por otras, pero ¡ojo! No lo hagas en el momento de la acción. En ese momento solo dejate llevar y predisponete para gozar.

3 – Flexibilidad

Tu sexualidad es una sola pero se modifica permanentemente por infinidad de motivos que tienen que ver con vos, con el ambiente, con tu compañero o compañera, por una palabra en el momento indicado o incorrecto, por cambios hormonales, ¡por miles de variables e imprevistos! La lista es interminable. Por eso ser flexibles es uno de nuestros mayores aliados para adaptarnos a esos cambios del minuto a minuto.
Pensabas hacer algo pero ella aplica uno de sus filtros y te dice que no porque está menstruando, o a él se le baja cuando se pone el preservativo, o ella sólo acaba arriba pero a vos te gusta en cuatro. Las opciones son infinitas. Y lo importante es utilizar la flexibilidad (y la creatividad, claro), en un proceso de adaptación activa.
Una sexualidad inteligente es como el junco que se dobla (perdón por la metáfora) pero siempre sigue en pie. Siempre me impresiona ver cómo se doblan las palmeras en medio de las tormentas tropicales: las que más resisten son las más flexibles.
El desafío es construir una sexualidad antisísmica, igual que un edificio que resiste las tormentas más fuertes, la sexualidad requiere del equilibrio justo entre firmeza y flexibilidad. Hay que ser firme con los sentimientos y con la defensa de una sexualidad libre, placentera y sobre todas las cosas, única. No se pueden aceptar presiones externas y tampoco se puede correr el riesgo de que la sexualidad se rompa por exceso de rigidez.

En el sexo nada está mal ni nada está bien, el sexo es sexo, solo hay que coincidir con alguien a quien le guste lo mismo.

No es necesario un pene de 20 centímetros para disfrutar, pero si te encontrás con alguien que piensa que sí, tal vez no sea la persona para vos, a no ser que tengas un pene de 20 centímetros. No es necesario ser una chica 90-60-90 para gozar, pero si te encontrás con alguien que piense que sí es necesario, tal vez no sea la persona para vos, a no ser que seas una chica 90-60-90.
No es necesario un pene duro desde el principio al fin de la relación pero si te encontrás con alguien que piensa que sí, tal vez no sea la persona para vos, a no ser que tu pene este duro de principio a fin. No es necesario tener uno o más orgasmos en todas las relaciones sexuales, pero si te encontrás con alguien que piensa que sí, tal vez no sea la persona para vos, a no ser que siempre llegues al orgasmo.
No es necesario tener ganas siempre, pero si te encontrás con alguien que piensa que sí tal vez no sea la persona para vos, a no ser que tengas ganas siempre.

Siempre y nunca son dos grandes obstáculos, muy pocas cosas en la vida son siempre o nunca. Todo cambia y el siempre o el nunca, al menos en la sexualidad, no sirven porque rigidizan la sexualidad y cierran la puerta al cambio. La flexibilidad es la que nos permite hacer eso que pensamos que nunca haríamos y aceptar que hoy las cosas no son como ayer, y mañana seguramente serán diferentes, pero lo único que tenemos es el presente.


Lic. Patricio Gómez Di Leva
Psicólogo – Sexólogo
Autor de “Sexualidad Inteligente”
Director de www.respuestasexual.com
@respuestasexual