Ritual sagrado: indios se meten desnudos y beben agua del río Ganges

La celebración, que se hace cada seis años, entregó imágenes insólitas y reunió a más de 18 millones de personas. La historia cuenta que allí se encuentra un néctar que les dará la inmortalidad. Impactante galería de fotos.

Por Canal26

Viernes 19 de Enero de 2007 - 00:00

Rostros henchidos de felicidad emergían de las aguas sucias pero sagradas del Ganges en Allahabad, donde millones de ascetas de largas melenas enmarañadas, yoguis, santones y familias enteras de peregrinos de toda la India se dieron cita para uno de los rituales hindúes más multitudinarios y festivos.

La fiesta comienza ya durante la noche, bajo el brillo de la "luna nueva de los santos", y alcanza su apogeo al nacer el día, cuando comienzan las procesiones de cientos de miles de ascetas o sadhus de las 13 órdenes más importantes de la India, que compiten en esplendor con sus caballos, camellos, estandartes, carrozas y vehículos de todo tipo engalanados camino de la ribera del Ganges.

En esta pequeña ciudad del estado norteño indio de Uttar Pradesh confluyen las aguas del Ganges y el Yamuna con las del mítico Saraswati, donde según la creencia hindú cayo una gota de néctar de la inmortalidad de una vasija disputada por dioses y demonios.

De esa batalla mitológica nació el centenario Kumbh Mela, o festival de la vasija, que cada seis años celebra una edición intermedia en Allahabad, el actual Ardh Kumbh o media vasija, y cada 12 la convierte en receptora de la mayor peregrinación religiosa del mundo.

Aunque ha habido quejas por la suciedad del agua y el escaso caudal que han obligado a las autoridades a abrir compuertas de una presa kilómetros más arriba para evitar un boicot del festival, la mayoría de los peregrinos no duda en zambullirse, nadar, incluso en beber de las aguas del Ganges, que empapan sonrisas contagiosas y desatan bulliciosos gritos de alegría.

"Es inútil sugerir que no se beba, es agua sagrada, una cuestión de fe", explica un oficial que vigila la ceremonia desde una torreta, quien admite que a él tampoco le han disuadido los residuos industriales que tiñen de un color turbio el río más sagrado de toda la India.

Los primeros en zambullirse, cuando el sol apenas despunta al otro lado del río, son los sadhus-guerreros cubiertos de ceniza, quienes de un solo grito se lanzan corriendo, completamente desnudos, a unas aguas gélidas a esa hora.