Hoy, eclipse total de Luna... ¿y del ser?

Se verá desde Argentina y su fase principal podrá apreciarse entre las 19:44 y las 20:58, hora local. Está comprobado que antes y después de un eclipse se producen cambios físicos y también en la personalidad. Conozca de qué forma puede repercutir en usted.

Por Canal26

Jueves 1 de Marzo de 2007 - 00:00

El fenómeno durará más de seis horas, pero la primera penumbra, que comenzará a las 17:16, y la sombra subsiguiente, que empezará a las 18:30, ocurrirán con demasiada luz para observarlas.

En cambio, tanto la fase de totalidad, entre las 19:44 y las 20:58, como últimos contacto con la sombra y la penumbra, a las 22:12 y 23:25, respectivamente, podrán apreciarse perfectamente, a condición de que el cielo esté despejado.

En la fase de totalidad la Luna se vuelve roja o cobriza, debido a la luz solar que refracta la atmósfera terrestre.

Se ha comprobado que pocos días antes y después de un eclipse lunar se producen cambios físicos: la tensión superficial de los líquidos aumenta, causando alteraciones bioquímicas en los organismos, y los instrumentos electrónicos sufren fluctuaciones.

Por su lado, los astrólogos le atribuyen mal humor, reclamos populares, hemorragias, violencia, accidentes y alteraciones bursátiles: la caída, este martes negro, de las acciones en todo el mundo fue -aseguran- una muestra adelantada de sus efectos.

Al eclipse del sábado, que se producirá a 13 grados de Virgo, le seguirán, el 19 de marzo, uno de Sol, a 28 grados de Piscis; el 28 de agosto, de Luna, a 5 grados de Piscis; y el 11 de septiembre, de Sol, a 18 grados de Virgo.

Una leyenda hindú dice que los eclipses de Luna se deben al demonio Rahu quien, en venganza contra Soma (dios lunar) por una infidencia, "se come" de vez en cuando al satélite terrestre.

Cuenta que el dios Vishnu debía repartir el néctar de la inmortalidad entre los semidioses y darles el sobrante a los demonios; pero que un Rahu disfrazado de semidios se puso en la fila para recibirlo primero.

Soma advirtió del engaño a Vishnu en el momento en que una gota del néctar caía en los labios de Rahu; y por eso, aunque lo decapitó, la cabeza del demonio se volvió inmortal y quedó colgada del cielo, desde donde, cada tanto, se "come" a la Luna.

De ahí que para los hindúes un eclipse de Luna sea "a-shubha" (un hecho maléfico) y convenga resguardarse en casa.

¿Sirven para algo bueno? En IV ANE Aristóteles determinó la redondez de la Tierra al verificar que en los eclipses de Luna, la sombra terrestre proyectada sobre el satélite era curva.

Otros eclipses de Luna tuvieron consecuencias históricas: el del 27 de agosto del 413 ANE retrasó la partida de la flota griega y provocó la derrota de Siracusa; y el del 1 de marzo de 1504 fue aprovechado por Cristóbal Colón para atemorizar a los indios jamaiquinos y conseguir que pertrecharan sus naves.

Hoy, sirven para realizar mediciones astrométricas precisas y para verificar las condiciones atmosféricas terrestres.

Los eclipses de Luna sólo se dan en plenilunio (Sol opuesto a la Luna) y son fenómenos objetivos, ya que son vistos de idéntica manera por todos los que tienen a la Luna sobre el horizonte.

Durante un eclipse de Luna, su cara visible, la única iluminada por el Sol, entra en el cono de sombra de la Tierra y deja de recibir su radiación, lo que provoca que en horas la temperatura caiga de 130 a 100 grados bajo cero; en tanto, la cara oculta sufre esta oscilación lentamente cada 29,5 días.

Los eclipses solares, en cambio, son subjetivos: se ven de distinta forma, según los lugares, porque se dan cuando la Luna oculta al Sol (Luna Nueva) sobre alguna zona de la Tierra.

Es decir, el fenómeno no está en el objeto eclipsado, sino en la sensación del observador, que para verlo deberá estar dentro de una zona circular de unos 200 kilómetros de ancho, que se desplaza siempre de oeste a este por efecto de la rotación terrestre, y forma a distintas horas, en algunos sitios, la banda de totalidad.

En la zona eclipsada de la Tierra, la falta de radiación hace disminuir la temperatura y produce vientos por la diferencia térmica con la parte no eclipsada; pero fuera de ella, los observadores sólo verán un eclipse parcial de Sol y si están más lejos, nada, porque para ellos Febo brillará como siempre.