Ley Saénz Peña

La denominada Ley Sáenz Peña, aprobada durante la Presidencia de Roque Sáenz Peña en 1912, estableció el voto secreto y obligatorio, que inició una etapa política en el país dominada por radicales, conservadores y militares.

Por Canal26

Martes 9 de Octubre de 2007 - 00:00

Entre 1916 –año de la primera elección bajo la nueva Ley y 1930-, la UCR gobernó ininterrumpidamente y luego ya en la década del ’30, hubo un proceso de gobierno conservadores que dieron cuenta de la "década infame".


Fue el retorno a los procesos fraudulentos de elecciones como a principios del Siglo XX. Luego de la polémica elección –denunciada por fraude— que ganó Roberto M. Ortiz se abrió un largo paréntesis sin democracia, que se extendió hasta 1946 con la irrupción en el escenario político argentino de Juan Domingo Perón.


Hay una fecha emblemática para iniciar este proceso de cambio en el sistema electoral argentino: el 2 de septiembre de 1910 cuando el entonces candidato a presidente Sáenz Peña recibió a Yrigoyen y tras ofrecerle dos ministerios a la UCR a cambio de que el partido popular no siguiera boicoteando elecciones, optó por ceder al pedido de una ley normativa.


Así Sáenz Peña envió al Congreso un proyecto de ley en el cual proponía la creación de un padrón electoral basándose en el listado de quienes cumplieron el servicio militar obligatorio. Rápidamente se reemplazó el padrón militar por la Libreta de Enrolamiento que se convirtió en el instrumento válido para el ejercicio cívico que ahora sería controlado por el Poder Judicial.


La Justicia, además, debía designar las autoridades para fiscalizar el comicio. De esta forma se modificó el sistema de lista completa sin identificación que fue reemplazado por listados con nombres de candidatos y la posibilidad de que existan minorías en las dos cámaras para una representatividad más cabal.


En 1912 fue aprobada la nueva norma que permitió el voto obligatorio y secreto para todos los hombres –las mujeres no votaban— que se inauguró con las elecciones de 1916. Allí se impuso Yrigoyen, quien sobre 750 mil votantes alcanzó el 46,71 por ciento de los votos y postergó al partido Demócrata Progresista que sólo sumó el 21 por ciento de los sufragios.


Seis años después, Yrigoyen eligió a Marcelo T. de Alvear para encabezar la nueva fórmula partidaria que ganó en 1922 con el 48,75 por ciento, nuevamente por delante de una alianza del Partido Demócrata Progresista y de Concertación nacional que
apenas sumó 17 por ciento.


Sin embargo, en 1928 el "Peludo" regresó y ganó ampliamente al totalizar el 57 por ciento de los voto contra el 28,60 del Frente Único, una coalición de varios partidos de derecha. Yrigoyen, no obstante, no pudo llegar a cumplir dos años de mandato ya que el 6 de septiembre de 1930, el general José Uriburu encabezó un golpe militar que decapitó la democracia que levantaba el dirigente radical.


El golpe interrumpió por un año y medio el proceso democrático y en 1931 los argentinos volvieron a votar pero con algunas restricciones como fue la imposibilidad de participar para la UCR. El 8 de noviembre Agustín P. Justo acompañado en la fórmula por Julio Argentino Roca, hijo, -dos claros representantes de la Argentina conservadora- se impusieron en las elecciones con el 40 por ciento de los votos.


En segundo lugar, quedó el Partido Demócrata, que tuvo de candidato a Lisandro De La Torre y alcanzó el 29 por ciento de los votos. A partir de allí se inauguró la denominada "Argentina infame" con negociados del gobierno en los temas agrícolas y de exportación de carnes, además de un fuerte sometimiento de las clases trabajadoras.


La llegada de las elecciones de 1937 les planteó a los conservadores la necesidad de mantener una continuidad de este tipo de gobierno y surgió el nombre de Roberto M. Ortiz, un claro exponente de la dirigencia terrateniente que junto a Ramón Castillo como compañero de fórmula y bajo la denominación de la Concordancia lograron más de 1.900.000 votos (57,77 por ciento).


Relegaron al segundo lugar a la UCR con Marcelo T. de Alvear nuevamente como candidato a la presidencia (40 por ciento). Sin embargo, fuertes denuncias de fraude enturbiaron ese comicio y se restableció el mal ambiente de la primera década del
siglo con amenazas, aprietes y robos de urnas en el acto electoral.


Ortiz intentó buscó darle transparencia a su gestión, pero una diabetes que lo dejó ciego lo obligó a ceder el gobierno a Castillo que sin tapujos retomó la idea de construir poder con fraude. De cara a las elecciones de 1943, Ortiz apoyó al gobernador
de Salta Robustiano Patrón Costa que era un dirigente pro estadounidense y que podía volcar la neutralidad que Argentina adoptó sobre la Segunda Guerra Mundial.


Ese grupo tomó a su estilo el "toro por las astas" y provocó un nuevo Golpe de Estado que depositó en la Casa Rosada a Pedro Ramírez, y en el ministerio de Guerra al coronel Juan Perón.