"Me clavó un cuchillo en la mano y me la atravesó, me lo saqué y se lo clavé"

Así lo relató Marcelo Pablo Díaz al declarar ante el Tribunal Oral en lo Criminal 26. Dice que la discusión comenzó porque la joven había dejado al novio y él le dijo que quería arreglar su relación con su mujer. Conoció a la víctima como vecina cuando él fijó como domicilio para sus salidas transitorias de la condena a 12 años que tenía por violación.

Por Canal26

Martes 10 de Mayo de 2011 - 00:00

El acusado de haber asesinado a Soledad Bargna en 2009 en su departamento del barrio de Caballito confesó que la mató, pero dijo que fue porque ella lo atacó con una botella y un cuchillo luego de que él se negara a continuar una supuesta relación que mantenían, dato hasta ahora nunca mencionado en la causa.

Se trata de Marcelo Pablo Díaz (40), quien aceptó declarar ante el Tribunal Oral en lo Criminal 26 en la primera jornada del juicio oral que se realiza por el homicidio y la tentativa de violación de la joven, aunque sin contestar preguntas.

El imputado declaró por primera vez en la causa y utilizó una estrategia de defensa que consistió en "ensuciar" a la víctima y en tratar de mejorar su situación para que lo condenen por un delito más leve que el homicidio calificado con pena de prisión perpetua-, por el que llegó a juicio, dijeron fuentes judiciales.

Vestido con un polar turquesa, jeans azules y zapatillas marrones, Díaz estuvo los primeros minutos de la audiencia sentado junto a su defensor oficial, Sergio Paduczak, sin levantar la vista del piso y jugando con sus manos, hasta que el presidente del Tribunal, Manuel García Reynoso, lo convocó al estrado para tomarle sus datos personales y preguntarle si iba a declarar.

Voy a declarar, pero sin contestar preguntas y después prefiero retirarme a una sala contigua, dijo el imputado, mientras desde la primera fila del público Guillermo y Daniela Bargna, padre y hermana respectivamente de la víctima, lo miraban fijamente.

Díaz dijo que tenía 40 años, que estaba divorciado, que tenía tres hijas de 22, 19 y 12 años con dos mujeres distintas, que había sido adicto a la cocaína hasta el año 2000, que nunca tomó alcohol, que al momento del hecho reparaba guitarras dentro y fuera del penal y ganaba unos 8.000 pesos mensuales.

"Me declaro culpable del delito de homicidio, voy a contar los hechos por primera vez, dijo Díaz al comenzar a hablar y más adelante agregó: "Quiero que me condenen, pero por lo que hice. Soledad no fue abusada. Estoy muy arrepentido de lo que hice".

Díaz dijo que conoció a Soledad como vecina cuando él fijó como domicilio para sus salidas transitorias de la condena a 12 años que tenía por violación, el edificio de Honorio Pueyrredón 832 de Caballito, donde él pasaba el fin de semana con su mujer y su hija menor en el 5to. 14 y la víctima vivía en el 6to. 16.

Nos veíamos seguido porque yo no fumaba en mi casa, sino afuera y ella sacaba a pasear su perro. Así nos empezamos a saludar y a conocer, señaló.

Yo tenía problemas de pareja con mi exmujer y comencé algo con Soledad, dijo mientras en la sala crecieron los murmullos y la madre de la víctima, Victoria Gil de Bargna, se tapaba los oídos sentada en la última fila de asientos del público.

Empezamos una relación, afirmó Díaz y luego explicó que con Soledad se veían los viernes en su departamento cuando él llegaba del penal y en su casa no había nadie.

Con el tiempo empecé a estar mejor con mi ex mujer y quería retomar la relación. Soledad estaba de novia con un muchacho y me dijo que lo había dejado para estar conmigo, pero yo no me quería separar, indicó el imputado.

Relató que aquel 22 de mayo de 2009 por la mañana, Soledad bajó a su departamento y allí comenzó una discusión cuando ella le pidió que blanquée la relación que tenía con ella con su mujer y él le respondió que no se iba a separar.

Aseguró que Soledad se ofendió y subió a su departamento del 6to. piso, él la siguió, le tocó la puerta, lo hizo pasar, charlaron, la calmó y luego comenzaron a besarse.

Nos dimos unos besos. Ella se fue y apareció sin la parte de debajo de la ropa, afirmó el imputado, mientras de fondo algunos familiares y amigas de la víctima comenzaron a llorar.

Seguimos dándonos besos, pero yo le dije que no, que quería estar con mi mujer. Ahí se enojó mucho y se sirvió en un vaso alguna bebida blanca. Yo la seguí a la cocina para calmarla y allí se dio vuelta y me rompió la botella en la cara, relató.

"Le pegué, me quedé agachado, ella estaba con un cuchillo en la mano y me empezó a pinchar en el cuello. Me clavó el cuchillo en la mano y me la atravesó, me lo saqué de la mano y se lo clavé a ella", aseguró ante la sorpresa de todos los presentes en la sala.

Me acuerdo sólo de la primera vez, dijo al referirse a las al menos 10 puñaladas que según la autopsia tenía la víctima.

Esa es mi declaración. Soledad no fue abusada. Si la querella quiere mi dolor, día a día lo vivo. Estoy muy arrepentido.

Estoy preparado para recibir una condena pero por homicidio, dijo por último, tras lo cual al no aceptar preguntas de las partes, se levantó y fue retirado de la sala de audiencias.

Guillermo Bargna, padre de la joven, afirmó estar "muy dolido" porque todo lo que dijo el acusado de matar a su hija, a quien calificó como "un reverendo hijo puta".

"Si me dejo llevar por mis sentimientos lo mataría con mis propias manos y hoy, por unos minutos, tuve esa misma sensación", manifestó el hombre en la puerta de los tribunales.

Bargna recordó que en la causa por la que en 2001 fue condenado por la violación de una chica de 15 años, también en Caballito, Díaz también se defendió de la misma manera que hoy, diciendo que tenía un amorío con la víctima y que la relación fue consentida.

El juicio continuará mañana a las 11 en la sede judicial de la calle Paraguay 1536, de esta Capital Federal, con los alegatos de las partes.