"En la ESMA no sabíamos a quién teníamos al lado, nos engrillaban y encapuchaban"

Enrique Fukman, militante peronista, fue secuestrado en 1978 por un grupo de tareas de la Armada, poco antes de cumplir los 22 años. Tras presenciar el fallo que condenó a Astiz y a otros 11 represores a cadena perpetua, habló con "Al Máximo", programa que se emite por FM Latina 101.1.

Por Canal26

Jueves 27 de Octubre de 2011 - 00:00

¿Cómo vivió el fallo que dictó el Tribunal Oral Federal Número 5?
Fue una mezcla de alegría, bronca, recuerdo, nostalgia. A mí me secuestraron el 18 de noviembre de 1978, hace 33 años, y ver a a algunos de los responsables de mi secuestro y tortura, como la de mis compañeros, algunos de los cuales siguen desaparecidos, realmente me causa una gran alegría. Por otro lado, bronca por las inentendibles absoluciones. También estuvo el recuerdo y la nostalgia por los compañeros que ya no están.

En el caso de Rolón o García Velazco que fueron absueltos, tengo entendido que siguen procesados y van a ser juzgados por otros casos. Creo que también siguen detenidos.
García Velazco no está detenido, está en su casa. Rolón sí está detenido, pero eso no es consuelo. Acá hay algo que hay que corregir, no podemos seguir con estos juicios parciales sino que se necesita que la Justicia haga juicios únicos contra todos los represores que están denunciados. Eso sería más justo.

En el caso de Astiz que tiene 59 años, ¿el tribunal dictó que cumpla su condena en una prisión común?
Sí, este tribunal tiene como política que hasta que no esté confirmada la sentencia, que se da cuando llega a la Corte Suprema, mantiene las condiciones que se daban al momento de iniciado el juicio. O sea, el que estaba en cárcel común sigue en cárcel común; el que estaba en domiciliaria sigue en domiciliaria. Recordemos además que en los crímenes de lesa humanidad no puede haber ningún beneficio para aquellos que resulten condenados.

¿Con este fallo se cierra la causa ESMA?
Nosotros calculamos que por la ESMA pasaron unas 5.000 personas. Estábamos encapuchados y engrillados y no sabíamos a quién teníamos al lado, pero a pesar de eso hemos logrado rearmar la identidad de más de 900 personas, y la mayoría de ellas están desaparecidas. La causa ESMA va a continuar y vamos a mantener abiertas las causas hasta que el último de los genocidas sea condenado.

Con la Obediencia Debida y el Punto Final, Argentina se había convertido en una especie de aguantadero de criminales que habían cometido delitos de lesa humanidad...
Lo perverso era que era el único lugar donde podían estar en libertad, era precisamente el lugar en el que habían cometido los crímenes. Las víctimas teníamos que convivir con nuestros propios victimarios.