Las conclusiones del doctor Mariano Grondona

En Argentina hay una cultura que condena a la persona que quiere hacer plata. El tratar de ganar plata, el espíritu de lucro está mal. Dicen que lo hacen por codicia. Entonces, aparece la figura del especulador, que es una persona que juntó algunos pesos y no sabe qué hacer con ellos.

¿Está mal querer ganar plata? Está mal querer hacerlo quebrando la ley, engañando a otro. Me parece que acá hay como una demonización del ahorrista. Si a un señor le sobra plata y quiere comprar dólares, ¿qué hace? Va y le cae la AFIP encima, es decir, lo ven como un ser antisocial.

He visto varias veces a lo largo de los años que cuando suben los precios se le echa la culpa al comerciante, su espíritu de lucro y de codicia. Los acaparadores, los agiotistas...

Esto de demonizar a los sectores sociales que quieren hacer algo de plata lícitamente es una locura en un país que tiene economía, teóricamente, libre. Habría que empezar a pensar seriamente si no será que los funcionarios ineficientes, que han producido en la Argentina una tras otras las crisis que vivimos y estamos viviendo, han encontrado en el ahorrista, en el empresario, en el hombre económico, el chivo emisario ideal.

Los países se hacen con mucha gente que quiere ganar plata y lo consigue porque esa gente luego reinvierte. Hay un tema cultural profundo: ¿quién es el malo de la película? Es necesariamente el ahorrista, el empresario, el comerciante o se le echa la culpa a estos sectores de males que no han provocado.

Por otra parte, Raúl Castells me ha enseñado lo que es la dignidad. Es un hombre digno porque no se arrodilla a cambio de un pago de cualquier forma. En un país donde hay tanta gente con rodillas gastadas, yo lo defiendo a Castells. Es bueno que un hombre que no se arrodilló esté en la Cámara para ver si produce algún tipo de impacto en los demás.