Madonna deslumbró con su plegaria Monumental y su emotivo homenaje a Evita

Salió con demora y cantó y bailó con fiebre. Entonó "No llores por mí, Argentina" y se tatuó el nombre de Eva en su espalda. La incansable e impactante fiesta de la diva ante 50 mil almas en River Plate. Video y fotos exclusivas del show.

Por Canal26

Viernes 14 de Diciembre de 2012 - 00:00

Hace calor en el Monumental y la espera se ha hecho más larga de lo pautado. Es lógico el reclamo de la gente, pero hay una razón para que todo no comience a la hora señalada: Madonna está con fiebre pero va a hacer su show. A las 23.18 se apagan las luces del Estadio de River Plate y suenan las campanas religiosas anunciando el inicio del Acto de Contrición en este espectáculo conceptual. Monjes entonan a coro sobre una inmensa puerta con una cruz que lleva las iniciales MDNA, el nombre del tour.

Un enorme Botafumeiro se mueve de un lado al otro hasta que las puertas se abren y entonces aparece ella en un confesionario. Una figura humana oscura reza su plegaria y se rompen los vidrios en un efecto de proyección para verla por primera vez. Sí, Madonna ya está en escena y el delirio de 50 mil almas es total. Vestida de negro con calza y ajustada remera que remarca sus atributos femeninos. Esta tan linda como siempre y hace su coreografía subida a tacos, demostrando que llegó a los 54 años mejor que nunca.

La Reina Madre del Pop no está sola. La acompañan musculosos hombres con capas rojas para su primera canción GIRL GONE WILD. Los toca, los empuja, les baila, salta sobre ellos y la llevan en andas mientras de fondo hay un cielo con figuras espirituales, fuego, cruces. Sin descanso, llega el momento que representa la violencia con REVOLVER y GANG BANG. Armada, al igual que sus bailarinas, se ven inmersas en un tiroteo que parece no terminar, como en cruda actualidad que se vive en todo el mundo.

Cuando parece que llega un poco de tranquilidad con PAPA DON'T PREACH, aquel clásico del '86, termina siendo secuestrada, amordazada y llevada en andas por enmascarados ante la mirada del público que no quiere perderse un instante. Suenan los primeros acordes de HUNG UP y después de la coreo del acto, la diva desaparece para ir a buscar su guitarra y regresar para interpretar I DON'T GIVE A. Aparece proyectada la rapera Nicki Minaj con atuendo de monja para destacar “There's only one Queen and that's Madonna” (Hay solo una Reina y esa es Madonna).

En Buenos Aires, la artista se da el lujo de cantar enferma, con fiebre y calor -por eso demoró una hora y 18 minutos en salir a escena- y de anunciar que se le rompió un zapato. Pide a sus fans que canten las canciones porque ella se olvida de las letras en medio de su malestar físico.

A continuación, el interlude con Heartbeat dio lugar a un increíble acto de saltos y piruetas de sus bailarines mientras Madonna se lookeaba para hacer su primer cambio de vestuario y aparecer de porrista de blanco y rojo en EXPRESS YOURSELF con una impactante proyección de imágenes de colores de fondo. Es el momento en que se da el gusto de decirle en la cara a Lady Gaga que le salió muy bien la copia de su hit en su canción “Born this way” pero sin dejar de aclarar ante su público: Ella no soy yo (She's not me). Un guiño solo para seguidores y los críticos.

Sin descanso, siguió con GIVE ME ALL YOUR LUVIN' entre porristas y una banda de marcha bien norteamericana a pura percusión. En este tour, la intérprete se encarga de denunciar la violencia de género con el lema "No somos tus putas, no descargues tu odio sobre nosotras”.

Acto seguido, otro cambio de vestuario. Toda de negro con remera, pollera, boina y botas enfundó su guitarra para TURN UP THE RADIO que dio lugar a un pogo interminable en el vip y el clásico pedido de unir las manos para el aplauso rítmico. Lo que llegó después, fue esa genialidad que tiene para deslumbrar con versiones inéditas sus grandes clásicos y en este tour MDNA lleva el malambo por todas partes del mundo al interpretar OPEN YOUR HEART. Hace ese interminable salto de cuclillas en medio de otra fiesta con sus bailarines y uno en particular: su hijo Rocco, que demuestra sus dotes acrobáticas mientras sonríe a los seguidores de mamá. El acto culmina con SAGARRA JO, una melodía popular vasca. De Argentina a España en un segundo y un poco de descanso mediante unas palabras a la incansables concurrencia.

Sin dejar los bombos y sumando guitarras criollas, Madonna enamora con MASTERPIECE, una de las mejores canciones de su último disco. Todo es dulzura y sentimiento hasta un nuevo interlude para que pueda traer otro vestuario. Un nuevo clip de Justify my love muestra a la diva muy sexy en una habitación. Eróticamente provocativa y seductora. En escena, su equipo de baile hace piruetas con máscaras de payaso en sus rostros.

Todo es la previa para el nuevo acto de la diosa pop donde llega con su pasión: la moda. Vestida de pantalón negro, corbata, corset con forma de cono y guantes haciendo juego con una camisa blanca, llega con su VOGUE y esas poses con las que conquistó el Planeta e impuso un estilo allá por los '90, cuando mostraba los atuendos de Jean Paul Gaultier. River es una bella pasarela de glamour y lo será por varios minutos. Primero, mientras suena THE EROTIC CANDY SHOP en un despliegue escénico sin precedentes: bailes sobre cubos de colores, enlaces de cuerpos y los manoseos sexuales con su novio bailarín, Ibrahim Zaiba. Después, en HUMAN NATURE con un juego de espejos que multiplican las Madonnas ante la mirada del público y se va sacando la ropa para quedar en corpiño y bombachón sexy.

Más tarde, en el acto de lamento del show, prefiere guardarse Like a Virgin para entonar entre lágrimas “No llores por mí Argentina” y robarse ovaciones, aplausos y conmover a la gente que no puede evitar el llanto. Más aún, cuando en su espalda se ve el nombre de “EVA”, en homenaje a la Abandera de los Humildes, Evita Duarte de Perón. Emoción y una nueva demostración de su amor por la Argentina, que repetirá cuando ponga la bandera celeste y blanca sobre sus espaldas.

Para el final, un último interlude con NOBODY'S KNOWS ME muestra imágenes mundiales de chicos, adultos, ancianos, presos, policías y más, mezclados con su rostro. Será la previa a su nuevo atuendo alocado: pantalones de cuero debajo de remera de brillos y una túnica larga brillosa que deja leer MDNA en su espalda. La canción es I'M ADDICTED y emerge desde abajo en la parte delantera del escenario. Momento para el despliegue de coreografía samurai con vuelo incluido y dar paso a I'M A SINNER, donde vuelve a traer su guitarra y canta mientras una proyección de la Naturaleza se ve en la pantalla. "Vamos Buenos Aires", pide y su deseo se cumple, la gente no para de saltar sabiendo que se acerca la despedida.

Para el momento cumbre, se guardó dos infaltables. El primero fue LIKE A PRAYER, cantado junto a un coro increíble de voces. La plegaria estaba en marcha y anunciaba el final de este espectáculo colmado de mensajes religiosos. El rezo del final que sana todos los males y une las almas. Palmas, saltos, gritos. Todo es parte de un momento espiritual entre la diva y sus seguidores. Las campanas vuelven a sonar.

Sólo unos segundos tomará el inicio del bis con CELEBRATION/GIVE 2 TO ME donde los cubos toman protagonismo para otro acto coreográfico que deslumbra por baile, luces, lásers y colores. Parece una disco. Lo es, porque la gente se mueve desenfrenadamente sabiendo que en instantes la diva dejará el escenario. Rocco es el DJ de turno, luego su madre. No puedes parar la música. Las cámaras fotográficas, filmadoras y celulares no dan a basto para registrar cada segundo y a esta altura, más de una se quedó sin batería.

“Gracias Argentina, los amo”, dice Madonna entre inglés y español mientras lleva su mano hacia su corazón. En su primera noche en River, la diva logró su objetivo: conmover y encantar. Es que ella tiene el poder de hacer escuchar a sus seguidores música tradicional y popular de diversas culturas como el malambo, canciones judías, rumanas y más. Lleva la cultura por el mundo y no defrauda con cada espectáculo que sale de su imaginación. Sabe que es la Reina Madre y como tal, siempre busca la perfección. Será por eso que llegó hasta lo más alto, de donde no la saca nadie.

Por Claudia Seta