Histórico discurso de Gabo al recibir el Nóbel de Literatura

En 1982 Latinoamérica sufría dictaduras en retirada y Gabriel García Marquez dijo que la distinción estaba centrada en la "realidad descomunal" de la región. Ese día recordó a Pablo Neruda y a Salvador Allende.

Por Canal26

Jueves 17 de Abril de 2014 - 00:00

El escritor Gabriel García Márquez, fallecido hoy, aseguró en el discurso que pronunció al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982 que la distinción estaba centrada en la "realidad descomunal" de América Latina, y no sólo en su "expresión literaria", habló de "la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia" y del terror instalado por la dictadura argentina.

"Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras", sostuvo en ese momento el autor de "Cien años de soledad".

García Márquez, padre del "boom" de la literatura latinoamericana que colocó a escritores del continente en el centro de la atención europea, dijo en esa ocasión que "América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental".

En el discurso de aceptación del Premio Nobel, que García Márquez tituló "La soledad de América Latina", se refirió a "Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo".

"Gabo" abrió el discurso con la referencia a esa "crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara".

"Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los cronistas de Indias nos legaron otros incontables", manifestó.

El misterio, el "realismo mágico", la desmesura, esa forma extraordinaria de mixtura entre realidad y ficción, alimentaron la literatura de García Márquez.

Por eso, ese día, con el Premio Nobel en sus manos, dijo: "Este delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo" y agregó: "La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia".

Ese día recordó a Pablo Neruda, a Salvador Allende, a quien nombró como "un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas" que "murió peleando solo contra todo un ejército", y dijo: "No hemos tenido un instante de sosiego".

Habló de "5 guerras y 17 golpes de estado" y de un "dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa occidental desde 1970".

García Márquez se refirió a los "los desaparecidos por motivos de la represión" a las "numerosas mujeres arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares".

La "creación insaciable", dijo, alimentada por "una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas".
Un manantial, sostuvo, "pleno de desdicha y de belleza, del cual este colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte".

García Márquez, con el Premio Nobel en la mano, habló de la desmesura, la historia, la política, la literatura, y lo recibió marcado por "la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia".