Estudiantes se recuperó y frenó a Quilmes

Ya desde el arranque, se mostraban activos Carrusca y Sosa. Quilmes estaba partido. Por un lado el equipo, por el otro Risso y Torres, muy solitarios arriba. No se habían molestado, ni se habían arrimado y El Pincha daría el primer paso. Carrusca se hizo cargo de una pelota parada, lanzó el centro y el Tano Ortiz, de cabeza, la metió a los siete. Y Estudiantes se ponía 1-0.

Con la voluntad, pero con la agonía propia de un equipo sin ideas, Quilmes se fue al descanso con más dudas que certezas. La certeza, lógico, la tenía Estudiantes: la victoria parcial por 1-0.

El complemento arrancó con esquemas claros: los del Cai Aimar parados, decididamente, en ataque, y los de Burruchaga, por inercia, esperando de contra el espacio para poder liquidar. Pero tuvieron que pasar quince minutos para que Quilmes creara la primera situación. Torres cabeceó –sí, el cervecero cabeceó una en el área rival-, y Barzola, solo, fue demasiado tímido para derrotar a Herrera.

En la siguiente, Pavone –impreciso, diferente al del Clausura- tampoco pudo liquidarlo: definió débil tras una buena habilitación de Carrusca. Pero en la siguiente, el último goleador del fútbol argentino, se retractaría... Tiró el centro desde la derecha y Calderón, de cabeza, gritó por tercera vez en el campeonato. De contra, se sabía, Estudiantes se ponía 2-0. Y por arriba, otra vez: seguían los problemas en la defensa visitante.

Para el cierre sólo quedarían más y más y más y más centros que Herrera descolgó fácil. Así, se esfumaba el partido. El Pincha se pudo relajar y el Cervecero aprovechó ese relax y lo asimiló como propio: nunca encontró el camino para perturbar la tranquilidad defensiva del local. El partido se fue con un resultado que dejó bien en claro qué equipo hizo un poco más.