Dramáticos relatos de monjas en Argentina: hay religosas abusadas y abusadoras

​El Papa Francisco admitió los abusos de curas sobre monjas, pero ahora víctimas de religiosas también cuentan sus tormentos.

Por Canal26

Miércoles 20 de Febrero de 2019 - 08:56

Monjas abusadoras y abusadas - Historias

Los relatos sobre abusos en la Iglesia continúan emergiendo, esta vez se conocen nuevos relatos de monjas abusadoras víctimas de abuso en Argentina. La ex monja, Sandra Migliore, relató su dura experiencia a los 16 años mientras estudiaba en una congregación de San Lorenzo, Santa Fe: "Me mandó sola al sótano debajo de la cocina para limpiarlo. Un rato después, apareció por detrás de mí diciéndome que era una de sus preferidas y me quería proteger. Hasta que en un momento, se me abalanzó y me quiso tocar”.

 

Hace tan solo unos días el Papa Francisco admitió que curas y obispos abusaron sexualmente de monjas. A raíz de esto también apareció otro relato como el de las víctimas que fueron abusadas por monjas y que cuestionaron al Papa por no decirlo.


Migliore dialogó con Perfil sobre los abusos que sufrió por parte de la hermana Viviana Fleitas mientras estudiaba para ser religiosa. Su historia la llevó a escribir el libro “Raza de Víboras” en el que cuenta sus experiencias de maltratos, abusos sexuales y torturas físicas.

 

Sobre el episodio que sufrió, manifestó: “Luego de que se me abalanzó, me la saqué de encima porque tengo un carácter fuerte, le dije que la iba a acusar y me dejó en paz, pero sé que a otras compañeras les pasó lo mismo y fueron abusadas. Como no nos permitían hablar entre nosotras, no nos enterábamos de que los abusos eran sistemáticos. En su momento, pensé que lo que me había pasado había sido un momento de debilidad de la superiora”.

 

Otro de los estremecedores relatos pertenecen a los fieles del convento de Carmelitas Descalzas de Nogoyá en Entre Ríos.


Los relatos hablaban de que las monjas debían golpearse en las nalgas con un látigo que tenía puntas metálicas; usar un cilicio en las piernas, incluso durante varios días; llevar una mordaza en la boca hasta por 24 horas para cumplir el voto de silencio; y también las castigaban con una dieta de pan y agua durante una semana, por lo que hubo casos de desnutrición.

 

“En mi congregación también sucedía lo de usar cilicio en las piernas y caderas. Es como un cinturón con pinches, que va pegado a la carne para limpiar los pecados. Incluso la propia madre Viviana Fleitas solía usarlo”, expresó Migliore.

 

Migliore concluyó: “Es una vida de tanta soledad que no es normal; a nivel físico, psíquico y moral no es normal, no se puede encontrar a alguien equilibrado en un estado así. Es una vida de sacrificios y todo a nombre de Dios”.