EEUU ante la mayor ola de protestas raciales desde el asesinato de Martin Luther King

Floyd murió el 25 de mayo tras ser reducido con una rodilla en el cuello por Derek Chauvin, un agente blanco con antecedentes vinculados a incidentes que terminaron con muertes. rTrump arremetió contra los gobernadores tras una noche de furia a las puertas de la Casa Blanca.

Por Canal26

Martes 2 de Junio de 2020 - 07:22

Protestas en EEUU, REUTERSProtestas en EEUU, REUTERS.

Al menos 25 grandes ciudades de Estados Unidos afrontan el toque de queda ante el aumento en virulencia y extensión de las protestas contra el racismo en las fuerzas de seguridad tras la muerte de George Floyd. Al menos una persona murió en Louisville (Kentucky) y otras dos, en Los Ángeles y en Nueva York, recibieron disparos. Se trata de la ola de protestas más amplia, en extensión e intensidad, que recuerda este país desde el asesinato del histórico ativista Martin Luther King, en 1968. Este lunes, Donald Trump acusó a los gobernadores de “débiles” y les pidió más dureza.

 

"Estoy movilizando todos los recursos federales disponibles, civiles y militares, para parar los disturbios y saqueos, para parar la destrucción e incendios provocados. Y para proteger los derechos de los estadounidenses que respetan la ley", señaló el mandatario desde la Casa Blanca.

Protestas frente a la Casa Blanca, EEUU, REUTERS

Trump también avisó que recomendó a los gobernadores de los estados "desplegar a la Guardia Nacional para tomar las calles" y así contener los hechos de violencia.

 

Ha habido más de 4.000 detenidos a lo largo del fin de semana, según el recuento de Associated Press, y una lista interminable de saqueos, fuegos y escaramuzas, con múltiples heridos.


La ola de indignación comenzó con la muerte del afroamericano George Floyd en una detención brutal grabada en vídeo, pero se ha convertido en una protesta nacional contra el racismo sistémico de Estados Unidos, las fuerzas de seguridad y hasta Donald Trump, un presidente que no ha hecho nada por calmar las aguas.

Miles de manifestantes lograron llegar a las afueras de la Casa Blanca, pese al esfuerzo policial por bloquear las calles de acceso después de una tensa jornada. Los agentes lanzaron gases lacrimógenos durante horas para dispersar a la gente. “Vinimos a mostrar nuestro apoyo a George Floyd por el abuso policial que sufrió y la policía responde utilizando exceso de violencia”, se quejaba Maicy, afroamericana de 40 años, que viajó desde Maryland a la capital estadounidense para protestar por segunda noche consecutiva. Hubo saqueos y destrozos en numerosos edificios de Washington. Y según informó la prensa estadounidense, el domingo, el presidente Donald Trump ya había pasado al menos una hora en un búnker subterráneo durante los enfrentamientos, construido para usarlo en casos de emergencia como ataques terroristas.

Protestas frente a la Casa Blanca, EEUU, REUTERS

Los Ángeles comenzó el domingo con un despliegue táctico como no se había visto desde los disturbios por Rodney King. Fuerzas de todas las policías de los municipios cercanos, las que dependen del sheriff, y la Guardia Nacional patrullaban las calles de la ciudad californiana. A mediodía, el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti; el jefe de policía, Michel Moore; y el jefe de bomberos, Ralph Terrazas, dieron una rueda de prensa conjunta para advertir de que no se repetirían las escenas de violencia y saqueos del día anterior. Las autoridades trataron de trasladar al mismo tiempo solidaridad con las protestas y la advertencia de que los grupúsculos violentos no tenían nada que ver con la reivindicación de la mayoría de manifestantes y se actuaría contra ellos con la máxima contundencia.

 

Esta crisis se desata a cinco meses de las elecciones presidenciales, en plena frustración por las órdenes de cuarentena para frenar la pandemia del coronavirus y con un desempleo que ya alcanza la increíble cifra de 40 millones de personas.

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