Otra crisis histórica para la Argentina: control de cambios, default y cuarentena agudizan la recesión

El derrumbre de la actividad lleva ya nueve trimestres y no se advierte horizonte de salida antes de 2021. La opinión de expertos economistas.

Por Canal26

Lunes 29 de Junio de 2020 - 10:03

Actividad económica, producción industrial, NACrisis de la economía argentina. NA.

Se sabe que la Argentina atraviesa una nueva crisis económica, parecida a las anteriores y, a la vez, con rasgos distintivos. El derrumbre de la actividad comenzó en el segundo trimestre de 2018, cuando se evidenció un salto inflacionario y cambiario a partir de mayo de aquel año.

 

El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) postergó para septiembre de 2019 otro factor de la crisis, el del endeudamiento en dólares que empujó al país en abril 2020 a un evento de default. A esto se agrega la cuarentena para enfrentar el coronavirus, que aceleró a partir de marzo la caída de actividad general.

 

Un alto déficit fiscal, que los gobiernos cubren con endeudamiento e inflación, desemboca en una profunda recesión. Y la Argentina experimentó este tipo de crisis varias veces en las últimas siete décadas.

 

La presente lleva ya nueve trimestres consecutivos de caída interanual, a partir del segundo trimestre de 2018 hasta el segundo trimestre de 2020. Es probable que se extienda tres trimestres más, si es que se produce el ansiado rebote del PBI entrado el 2021, al confrontar los datos de actividad con el piso que se experimenta en estos días por las medidas de aislamiento.

 

Así, la Argentina transitará la segunda crisis económica más profunda de su historia, después de la de 2001-2002, que se inició en el cuarto trimestre de 1998 y se extendió por 17 trimestres, hasta finales de 2002. En total el PBI se contrajo un 20% acumulado en poco más de cuatro años.

 

Si se dan por confirmadas las proyecciones de una caída de 10% del PBI en 2020 (el FMI pronostica un baja de 9,9% en el año), la crisis presente acumularía una baja próxima a 15% en tres años.

 

Con esta tendencia, la recesión sería mayor a la de la hiperinflación, de nueve trimestres consecutivos y una caída acumulada de 14% entre el segundo trimestre de 1988 y el segundo de 1990, y también superior a la de 2009 por la crisis financiera global, que involucró cuatro trimestres a partir del cuarto de 2008 (-6%), y tuvo una salida fuerte y rápida con un rebote de 10% del PBI en 2010.

 

Actividad económica, producción industrial, NAProducción industrial, muy afectada. NA.

 

La opinión de economistas expertos:

Ramiro Castiñeira, director de Econométrica, expresó a Infobae: “a todos los países el COVID-19 les impacta. A los que lograron hacer un equilibrio entre atacar el virus con el confinamiento, pero permitieron que la economía fluya, tendrán caídas de 5% del PBI este año. En aquellos países que fueron epicentro de los contagios, como Italia y España, la caída del Producto va a ser de más de 10%. La Argentina se está metiendo en ese costal sin quererlo. Debe buscarse un equilibrio entre salud y economía, porque todos los países van a tener fallecidos y caída del PBI. Argentina va a tener un colapso económico, similar al que registraron aquellos países que fueron el centro de los contagios”.

 

En lo que es variación interanual, la de 2020 podría ser la mayor caída de la economía en un solo año, aunque hay que tener en cuenta que el impacto de la crisis de 2001-2002 fue mucho mayor que el presente. Entonces la caída porcentual del PBI fue similar, pero acompañada de una devaluación que multiplicó por cuatro el valor del dólar. Basta recordar que en 2020 el salario medio está cayendo a un nivel de USD 400, pero en 2001 fue muchísimo menor. Las jubilaciones mínimas en 2002 cayeron a USD 50, mientras que ahora incluso medidas por el tipo de cambio paralelo están en unos USD 150. La crisis del 2001 pulverizó todo, no creo que veamos que la pobreza, la pérdida real del salario y la devaluación de la moneda escalen como entonces”, manifestó el economista de Econométrica.

 

Se espera un rebote durante 2021:

Ramiro Castiñeira sostuvo también que “el año que viene va a ser de un rebote si se tiene en cuenta que en este hay cuarentena y bajo la premisa de que no va a haberla en 2021. Pero no va a haber un nivel de actividad posterior como el que se registraba previo a la crisis del COVID-19. Recuperar el nivel de inicios de 2020 va a demandar más de dos años de recuperación. Creo que el gobierno de Alberto Fernández va a transitar todo el mandato para regresar al nivel de PBI de cuando asumió”.

 

Rodrigo Álvarez, director de la consultora Analytica, sostuvo al mismo tiempo que “el año que viene va a haber un rebote técnico, el tema es que todavía no encontramos el piso de la caída. La economía naturalmente va a rebotar un par de puntos, pero el proceso de recuperación del nivel de actividad previo va a ser muy lento. Impacta la profundidad, pero también la velocidad, que no va a dar tiempo a empresas y familias para adaptarse a esta destrucción de riqueza. Una buena parte del capital es utilizado para sobrevivir estos meses y no va a estar disponible para tomar trabajadores e invertir cuando pase el confinamiento, por eso recuperar la actividad pre-crisis es complejo”.

 

“Por todo esto, para recuperar el flujo normal, deteriorado por la inflación, y atender con ese flujo normal las deudas, vemos un escenario en que la economía va a carretear para despegar, pero ese carreteo es muy lento. La economía tiene que encontrar un piso primero y después empezar a recuperarse. Esa es la recuperación técnica con fábricas que empiezan a producir y retoman la actividad desde una parálisis con el 60% de capacidad ociosa. Pero la segunda fase, para alcanzar los niveles anteriores al confinamiento, es mucho más dificultosa”, dijo Rodrigo Álvarez.

 

Según Diego Coatz, economista Jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), “en mayo y lo que va de junio ya comenzó cierta reapertura de empresas, siempre con dotación mínima, afectadas a los protocolos preventivos y una demanda muy baja. La industria ya opera más normalmente en zonas del interior, pero aún con demanda y consumo bajos. Esta crisis es inédita para la Argentina porque está afectando a la vez a la oferta y a la demanda”.

 

Actividad económica, producción industrial, NAProducción automotríz en Argentina. NA.

 

La cuarentena por coronavirus, una medida muy cuestionada:

El economista Diego Giacomini, director de Economía & Regiones, se mostró sin dudas “muy crítico de la extensión del confinamiento” y manifestó que “la cuarentena obligatoria es delictiva, contra los derechos naturales del ser humano y la propiedad privada primaria, que es su cuerpo, su energía y su fuerza de trabajo, es decir los derechos inherentes para alcanzar sus fines, para sobrevivir primero, vivir, progresar y desarrollarse. Se cae la visión de proteger la salud, porque hace lo contrario a lo que pregona, termina atentando contra la vida misma. También hablan de actividades esenciales, pero esto se define desde el individuo, no desde el Estado. Para un actor, actuar es esencial, de eso vive. Querer definir la esencialidad desde lo colectivo es un error”.

 

“Esta cuarentena comete un error moral y ético: crea dos castas de individuos, de distinta posición ante la ley. Dejamos de ser todos iguales ante la ley. Están los políticos, los que están en los medios de comunicación, los que desempeñan tareas esenciales, y todo el resto. Esto es gravísimo”, sostuvo Giacomini.

 

En lo económico, Argentina no puede hacer lo que hacen otros países, que hacen un mix de deuda y emisión monetaria, como en EEUU y Europa. Allá salieron al rescate con políticas fiscales activas, emiten deuda. La gente, cuando aumenta la aversión al riesgo, se refugia en bonos del Tesoro de los EEUU o Alemania. Entonces, la política fiscal expansiva se financia a muy bajo costo. La Argentina está en default y no puede financiarse. En los países desarrollados la gente también se refugia en dinero, pueden emitir sin generar inflación porque crece la demanda. Pero no hay un país con mayor repudio a la moneda que en Argentina”, también expresó Diego Giacomini.

 

“Es decir que Argentina no puede hacer un programa de asistencia con política fiscal porque no puede emitir deuda ni moneda. Sin embargo, lo hace y bate récords, con la cuarentena más larga del mundo. La mayoría del dinero emitido está todavía en los bancos y la velocidad de circulación del dinero se desplomó”, dijo Giacomini.

 

Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, aportó: “otros países de la región se manejaron fiscalmente prudentes en el pasado, en forma austera, tenían ahorros y disponibilidad de crédito, como Perú y Paraguay que emitieron deuda por menos del 5% de tasa, pueden enfrentar los costos de una cuarentena en la cual se pierde mucha producción. Pero Argentina, por su historia de malgasto de décadas, no está en esa circunstancia ni tampoco puede tener al Banco Central para financiarse, porque no tiene una moneda estable y confiable. Nos hemos dedicado a estafar desde el Banco Central a los argentinos con nuestra moneda y hoy, que tienen que emitir, nadie quiere la moneda y se está destruyendo el valor del peso”.

 

Un economista con un cargo directivo en un banco público manifestó así mismo que es “obvio que en la medida que se prolongan el aislamiento y la cuarentena, al mismo tiempo va a haber un freno en la demanda y la oferta que genera la contracción del PBI por un factor que hay que tener en cuenta que no es económico, como es el contagio del coronavirus”.

 

“Argentina cuenta con menos herramientas que los países vecinos para estimular la actividad, por lo tanto el efecto de la cuarentena en la Argentina podría ser más profundo, pero también hay que considerar que la economía local viene de una recesión desde antes de la irrupción del coronavirus, por lo tanto, se empieza de más abajo que el resto, y una vez superado el confinamiento también va terminar más abajo. En este caso, comparar la contracción económica de Argentina con otros países de la región es incorrecto sin asumir nuestro punto de partida más bajo”, dijo el funcionario, quien del mismo modo sostuvo que “en el corto plazo puede ayudar que se llegue a un acuerdo con los acreedores de deuda, aunque resolver este problema es una condición necesaria pero no suficiente para una rápida recuperación económica”.

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