Alarma por falta de compromiso de China para frenar el avance de la epidemia de fentanilo: laboratorios clandestinos, negligencia y miles de muertos

Las declaraciones de Vanda Felbab-Brown, directora de un informe publicado recientemente por el Brookings Institution. Faltan controles estrictos por parte de Beijing para erradicar el contrabando de opioides.

Por Canal26

Lunes 17 de Agosto de 2020 - 19:00

Xi Jinping, presidente de China, ReutersXi Jinping, presidente de China, Reuters

“Desde 2013, China ha sido la principal fuente del fentanilo que inunda el mercado de drogas ilícitas de los Estados Unidos, alimentando la epidemia de drogas más mortífera de la historia del país”. Después de negar durante mucho tiempo esta cruda realidad, cada vez es mayor la presión internacional sobre el régimen de Xi Jinping para que incremente las medidas de control para evitar el contrabando de fentanilo, una de las drogas más mortales y epidémicas que también sufren las poblaciones de Canadá y Europa.

 

Ya no hay dudas. El gigante asiático es el gran responsable de este drama humanitario que cuenta por cientos de miles sus víctimas. En los últimos años el Partido Comunista de China (PCC) parece haber mirado para otro lado, mientras miles de laboratorios clandestinos, compañías farmacéuticas ligadas al poder, e incluso familias, traficaban el poderoso estupefaciente. No hacía falta un Pablo Escobar o un Chapo Guzmán. Tampoco aviones cargados que despeguen de pistas irregulares. Estas pastillas llegaban desde China por correo público o privado –US Mail, FedEx o UPS– a las viviendas de sus consumidores; sin ningún tipo de prescripción médica. En dosis pequeñas, estos envíos resultan imposibles de rastrear para las autoridades. La forma de pago también es dificultosa de seguir: los adictos utilizan bitcoins como moneda.

 

Recién a mediados de 2019, y después de grandes esfuerzos diplomáticos por parte de Estados Unidos, China acordó prohibir la producción, venta y exportación de todas las drogas de la clase del fentanilo. “La cuestión que se plantea ahora es si China aplicará esta nueva reglamentación y con qué eficacia, tanto en lo que respecta al fentanilo terminado como a las grandes cantidades de precursores de fentanilo que se envían a México”, plantea el Brookings Institution en un reciente informe titulado “Fentanilo y geopolítica: Control del suministro de opiáceos de China”.

 

Vanda Felbab-Brown, especialista en crimen organizado y directora del informe, explicó a Infobae que uno de los principales factores a analizar es si China tendrá “la capacidad y voluntad” de respetar la nueva reglamentación. Las tensiones comerciales entre ambos países, a priori, hacen prever que no será sencillo contar con una estrecha cooperación por parte de Beijing.

 

“Una de las razones por las que China cooperó en la calificación del fentanilo entre las drogas como la cocaína, era para encontrar un área en la que pudiera cooperar con la administración Trump. Esto fue particularmente en el contexto de la guerra comercial. Y creo que China esperaba que, como resultado de las cooperaciones antinarcóticos, las relaciones mejoraran, que la guerra comercial llegara a su fin. Eso no ha sucedido”, aseveró Felbab-Brown.

 

La miembro senior del Centro para la Seguridad e Inteligencia del siglo XXI en el programa de Política Exterior del Instituto Brookings también detalló las distintas vías de contrabando del fentanilo y el creciente rol de los cárteles de narcotráfico mexicanos, como el de Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa.

 

Pese a que esta epidemia de opioides está afectando principalmente a Estados Unidos y Canadá, también advirtió que Europa no se debe descuidar: “En Europa se tiene la sensación de que el fentanilo es un problema americano. Esto no es prudente. Ya hay fentanilo emergiendo en el continente”.

 

“El reto de la aplicación de la ley en China sigue siendo inmenso, debido al gran número de productores y proveedores ilícitos existentes y potenciales, con cientos de miles de instalaciones químicas o farmacéuticas legales que sirven fácilmente como fuentes de desviación. También pueden surgir nuevas instalaciones clandestinas. El nivel de la capacidad de inspección y vigilancia existente en China es muy insuficiente para el alcance de las medidas de represión necesarias”, subraya el informe.

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LA ENTREVISTA


-El informe remarca la falta de controles por parte de China ante el avance de la epidemia de los opioides en los últimos años. Laboratorios clandestinos, empresas farmacéuticas que actúan negligentemente… ¿Qué análisis hacen de esta situación, y cómo fue el rol de Estados Unidos para presionar a Beijing a cambiar sus regulaciones?

-La crisis en los Estados Unidos pasó por tres fases. Fue iniciada por compañías farmacéuticas que se apropiaron de todo el sistema regulatorio, para sobre prescribir drogas como oxicontina, y hacer que mucha gente se volviera adicta a los opiáceos. Posteriormente, cuando se conocieron las consecuencias y se descubrió cuán adictos son los opiáceos como la oxicontina, se redujeron las prescripciones de drogas, pero el mayor número de prescripciones de opiáceos fue en 2015. Muchas personas se volvieron adictas, y se fueron al mercado ilegal de drogas para la heroína, hecha de opiáceos que se producen en México; en segundo lugar, en 2013 se produjo la gran revolución de los opiáceos sintéticos, como el fentanilo, que empezaron a llegar de China. Eso cambió drásticamente la naturaleza de la epidemia de opioides. Incluso antes del fentanilo. Fue una epidemia que se expandió enormemente, creciendo en un número muy significativo de personas que se volvieron adictas. Pero después del fentanilo se vuelve enormemente mortal porque el opiáceo sintético es muy potente y es extremadamente fácil de sobredosificar, en particular si los usuarios no saben exactamente el porcentaje de fentanilo frente a la heroína en la mezcla que están usando. Y como el fentanilo es tan potente, también significa que hay pequeñas cantidades que abastecerán a un mercado muy grande. Para abastecer a todos el mercado de Estados Unidos por un año, se necesitan varios camiones. Pero para el fentanilo estamos hablando de un porcentaje mucho más pequeño de la droga que tiene que ser contrabandeada. El principal productor de fentanilo legal es China. El fentanilo es una droga producida legalmente porque es un opiáceo, sirve para suprimir el dolor, y se usa en cirugías. Se usa ahora para la Covid, antes de que a los pacientes les coloquen un respirador, para tolerar la inserción del mismo. Pero China también encabezó una producción ilegal muy significativa de fentanilo y el contrabando de fentanilo a través de Estados Unidos. En el informe contamos cómo el gobierno de Estados Unidos ha tratado de trabajar con China para reprimir el suministro de fentanilo. Desde la administración Obama a la administración Trump el primer paso fue persuadir a China para empezar a regular el fentanilo de la misma manera que se regula la cocaína. Se necesita una licencia especial para que las fábricas produzcan la droga. En ausencia de la licencia, sería ilegal producirla, y también una licencia especial para venderla o exportarla, como a los Estados Unidos. Llevó casi siete años de trabajo, desde la administración de Obama hasta el comienzo de la administración de Trump, para persuadir a China para que adoptara esa reglamentación. China finalmente lo hizo en abril del año pasado. Y la gran pregunta ahora que China cambió la regulación, de modo que la droga se regula de la misma manera que en los Estados Unidos, es si China tendrá la voluntad y la capacidad de aplicar la regulación.

 

-Esa reglamentación comenzó a estar vigente en mayo de 2019. Hace poco más de un año. ¿Cómo fue la implementación de la misma? ¿Vieron algunos cambios y mayor cooperación por parte de China?

-Es difícil sacar una conclusión por la Covid, que interrumpió todos los cambios logísticos legales o ilegales. Lo que hemos visto desde mayo del año pasado hasta diciembre es que China hizo un esfuerzo para detener el envío de fentanilo a los Estados Unidos. El gobierno de China instaló un sistema de detección en los servicios postales chinos y requirió que la gente identificara quiénes son, que enviaran el paquete revelando información y que la información fuera recibida de antemano por las autoridades de los Estados Unidos. Y de hecho vimos una disminución significativa del contrabando de fentanilo por correo. Pero el fentanilo se contrabandea por otras vías, como los agentes precursores. Y lo que está sucediendo mucho ahora es que tanto el fentanilo totalmente fabricado, el fentanilo preparado, así como los agentes precursores, son enviados a México y luego en México son procesados en fentanilo o son diluidos, y luego transportados a los Estados Unidos. El último año fue un año récord, con 72.000 sobredosis. La gran mayoría de las cuales son por fentanilo o fentanilo mezclado con cocaína o metanfetamina, que es la otra dimensión que ha evolucionado. La aplicación de la ley es un reto importante para China. Aunque China es una sociedad autoritaria que tiene controles enormemente fuertes, como todo gobierno autoritario que tiene un enorme control sobre la sociedad, solía tener cientos de miles de instalaciones o compañías farmacéuticas que producían ya sea drogas o productos químicos agrícolas, productos químicos, todos los cuales pueden ser pantallas para desviaciones de drogas como fentanilos para la producción ilegal y el contrabando. Pero China sólo tiene 2.000 inspectores. Así que no puede ir muy lejos para implementar todo tipo de medidas regulatorias mucho más estrictas. La segunda dimensión es si China tiene la voluntad de hacerlo. En el informe menciono sobre lo que se puede aprender de otros ámbitos de regulación. Cómo China ha manejado su regulación del tabaco y cómo se maneja su regulación sobre la vida silvestre. Además, observé que el caso más extenso de cooperación china en términos de esfuerzos antinarcóticos con otro país es principalmente con Australia, para prevenir el contrabando de metanfetamina producida en China a Australia. China a menudo niega que haya algún problema de cualquier tipo. El gobierno niega que eventualmente haya una fuerte presión internacional interna para implementar alguna regulación. En este momento, estamos en una situación de relaciones muy difíciles entre Estados Unidos y China, con todo tipo de sanciones.

 

-¿Cómo puede afectar esa creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China?

-Ciertamente, no es útil. Lo que tenemos de otros casos como la cooperación de China con la metanfetamina con Australia o Myanmar, es que los intereses geopolíticos no están alineados con la aplicación de la regulación. China no permitirá la aplicación de la regulación de los intereses geopolíticos de Trump. En otras palabras, las consideraciones geopolíticas serían más importantes. Parte de la razón por la que China cooperó en la calificación del fentanilo como drogas como la cocaína, era para encontrar un área en la que pudiera cooperar con la administración Trump. Esto fue particularmente en el contexto de la guerra comercial. Y creo que China esperaba que, como resultado de las cooperaciones antinarcóticos, las relaciones mejoraran, que la guerra comercial llegara a su fin. Eso no ha sucedido. Y de hecho, las tensiones se han intensificado después de que China tomara el control de Hong Kong. La administración de Trump y el Congreso han emitido sanciones contra funcionarios del gobierno chino, relacionadas con la represión de los uigures, y la población musulmana en el oeste de China, donde el gobierno los ha colocado casi en campos de concentración, por lo que los Estados Unidos han emitido sanciones en relación con eso. Y en muchas otras áreas como Taiwán, las relaciones están en un punto muy bajo, el punto más bajo en décadas. En mi opinión, eso no crea un ambiente propicio para la cooperación. Sin embargo, todavía hay formas de trabajar con China y hay factores compensatorios. Un importante factor compensatorio es que China está muy orgullosa de su papel en la lucha contra los narcóticos. Desde hace años se ha posicionado como jefe de la policía antinarcóticos en Asia oriental. En las Naciones Unidas se ha opuesto a la legalización del cannabis; ha abogado por políticas antidrogas muy firmes y ha establecido una importante cooperación con países como Tailandia y otros de Asia oriental. A pesar de las brutales políticas del presidente Rodrigo Duterte en Filipinas, una política antidroga muy terrible, China ha cooperado construyendo prisiones para los consumidores de drogas. Así pues, China tiene un sentido de la identidad muy fuerte y comprende su papel como policía antidroga. Hay un elemento importante debido a que el fentanilo se hará más prevalente en Europa también, ya está surgiendo allí. Es un elemento importante para trabajar con China para tratar de inducir al país a montar una fuerte aplicación de la ley a pesar de las tensiones con Estados Unidos. Pero es un interrogante abierto.

 

-Usted sostuvo, y en el informe también está mencionado, que China tiende a negar los problemas. Algo parecido a lo que ocurrió con el coronavirus, y que llevó a Beijing a estar en el foco de la polémica. Sin embargo, cuando esos problemas empiezan a afectar a la propia China, sumado a la presión internacional, recién ahí se ven los primeros esfuerzos de las autoridades. El principal ejemplo es el de la metanfetamina, que llevó a una cooperación estrecha con Australia. ¿Puede pasar algo similar con el fentanilo?

-La narrativa pública en China es que el fentanilo es un problema americano. Que se deriva de la decadencia de los Estados Unidos, que su parte capitalista y el hecho de ser una sociedad demasiado libre o liberal lleva a la gente a consumir drogas. Así que el encuadre en los medios, que a menudo son medios controlados por el Estado, es en primer lugar la negación de que existe un problema significativo y un suministro significativo fuera de China. Muchos chinos no entienden realmente el papel que el fentanilo juega en el impulso de la epidemia en los Estados Unidos. A pesar de esto, China ha tomado algunas medidas, ha reforzado la aplicación de las instalaciones de oficina de correos y ha cambiado la regulación. Mi expectativa es que China continúe haciendo cumplir la ley. Mucha de la motivación para cooperar estaba vinculada al deseo de ver el final de la guerra comercial, y ver una mejora sustancial en las relaciones. Y eso no está sucediendo ahora. Covid es otra dimensión en la que la administración Trump culpa repetidamente a China. Hubo una serie de acusaciones. La administración Trump alegó sin ninguna evidencia que el virus fue hecho en un laboratorio, luego el gobierno chino y los medios de comunicación del estado chino acusaron a los Estados Unidos de que se trataba de un virus de fabricación militar. Ambas acusaciones son falsas, sólo muestran hostilidad. Todo esto es un contexto muy pernicioso para motivar a China a hacer cumplir la ley. La otra gran dimensión es que China tiene desde hace mucho tiempo problemas con los opiáceos centrados en los opiáceos orgánicos, como la heroína, que proviene principalmente de Myanmar. China no ha tenido adicciones a los opiáceos sintéticos, a pesar de que hay mucho fentanilo producido en el extranjero. Así pues, la cuestión es si en algún momento los traficantes de China empezarán a vender opioides a los usuarios nacionales. Y si eso sucede, el número de sobredosis empieza a aumentar en la propia China, entonces China, por supuesto, estaría probablemente mucho más motivada para tener una aplicación más diligente para salvar vidas chinas.

 

-¿Hay estimaciones de cuánto dinero genera el contrabando de esta droga?

-No he visto ninguna estimación global. Pero una de las razones por las que la droga es almacenada en grandes cantidades por los traficantes y distribuidores es porque es extremadamente rentable. Las ganancias son muy, muy altas. Si se piensa en la cocaína, la razón por la que la cocaína es relativamente cara en comparación con algo como el café o el té es por la aplicación de la ley que tiene lugar entre la producción y la entrega a los usuarios. Así que el costo de la cocaína es realmente el costo de la aplicación de la ley. Si no hubiera medidas de represión, una bolsa de cocaína costaría tanto como una gran bolsa de té o café. Debido a que los opioides se producen y son potentes, y porque no tienen que ser contrabandeados de la misma manera que la cocaína, involucrando ejércitos terrestres y violencia, pueden ser contrabandeados incluso a través de oficinas de correos, también se contrabandea por carga... Los beneficios son muy, muy altos. La característica principal de los opiáceos sintéticos es que son enormemente potentes, tienen ganancias muy altas y son muy pequeños. Los beneficios son muy sustanciales.

 

-¿Cómo operan los cárteles en el tráfico de fentanilo?

-En China realmente no hay cárteles. Al menos hasta la regulación del año pasado, muchos de los comerciantes, los traficantes, eran literalmente madres o padres, eran familias, esposas y esposos, u hombres y sus hijos, que venden mucho fentanilo y los envían a Estados Unidos. Es una operación muy pequeña, muy descentralizada. No hay un Pablo Escobar o un Chapo Guzmán, no hay tales personajes, no hay violencia. Involucra muy pocos individuos, a menudo de clase media. Veremos si la regulación y la aplicación de la ley cambiará el perfil. Esencialmente las drogas se cargan, si no son enviadas a través de una oficina de correos, se envían por barcos con carga, se cargan en puertos chinos, y se envían a México. Y en México es donde los cárteles entran en escena. Al principio, fue el cártel de Jalisco Nueva Generación, que fue el pionero en pasar el fentanilo hace varios años. Eso no es una sorpresa porque ese cártel tiene una larga historia de producir metanfetaminas y enviarla y traficarla a los Estados Unidos. Tienen bastante experiencia y conocimiento con las drogas sintéticas, su envío, y las prácticas establecidas. Ellos fueron los primeros en moverse. Por un tiempo fue una oportunidad de tener una combinación de la aplicación de la ley de Estados Unidos y México para dar prioridad e ir tras Jalisco Nueva Generación y aplastarlos. Se trata del cártel más agresivo, violento y brutal de México. Pero las fuerzas del orden no se centraron en el cártel, y pronto su mayor rival, el cártel de Sinaloa, que solía estar encabezado por el Chapo, también se pasó al fentanilo. Entonces estos dos cárteles llegaron a dominar el suministro de fentanilo hacia Estados Unidos. Muchos pequeños grupos en México se han movido al contrabando de fentanilo también, o al contrabando de opiáceos sintéticos. Así que puede ser que también estén contrabandeando oxicontina o produciendo píldoras falsas de oxicontina que pueden ser etiquetadas como oxi, pero que en realidad añaden una combinación de fentanilo y algunas otras sustancias. En México hay ahora muchos más actores involucrados, y eso hace que el cumplimiento de la ley sea mucho más difícil y desafiante.

 

-Más allá de Estados Unidos, ¿cómo está actuando la comunidad internacional ante el avance de esta droga? Anteriormente hiciste referencia a cómo está emergiendo la llegada del fentanilo a Europa. ¿Hay esfuerzos por parte de la Unión Europea para frenar el avance de esta epidemia?

-Sí, hay cooperación, pero el mercado sigue estando muy concentrado en los Estados Unidos y Canadá. En Europa se tiene la sensación de que el fentanilo es un problema americano. No creo que esto sea necesariamente prudente, no creo que haya una falta de cooperación, pero en muchos países europeos se tiene la sensación de que el fentanilo no va a llegar a Europa, que no va a empezar a ser un problema o un peligro significativo en el continente. Ya hay fentanilo emergiendo allí. También eso ha sido interrumpido por la Covid. Al igual que los envíos de suministros de China a los Estados Unidos se han interrumpido, el número de flujos hacia Europa es menor. Así que lo que está sucediendo este año en Europa no es un buen indicio. Mi expectativa es que el fentanilo se convierta en un problema más fuerte. Pero también debo señalar que hay algunos mercados interesantes en Europa en los que el fentanilo se ha establecido desde hace mucho tiempo, el más prominente y significativo es Estonia, donde la gran mayoría de su consumo de opiáceos y, de hecho, la mayoría del consumo de drogas, dejando de lado el cannabis, es fentanilo.

 

-Muchos especialistas consideran que China está utilizando el fentanilo para llevar a cabo una “guerra química”. ¿Qué opina sobre esto? ¿Y después de lo que expuso sobre la epidemia de los opioides y el rol de Beijing, se puede considerar que el gigante asiático es la mayor amenaza para Estados Unidos?

-No creo que China esté conscientemente montando una guerra de narcóticos en los Estados Unidos. No es la primera vez en las relaciones internacionales que se hacen tales acusaciones. Durante la Guerra de Vietnam muchos soldados estadounidenses en Vietnam se hicieron adictos a la heroína y hubo acusaciones de que la Unión Soviética estaba ayudando a manejar eso. Más tarde, en los años 80, cuando los soldados soviéticos ocupaban Afganistán, hubo muchas acusaciones, muchos de ellos se volvieron adictos a la heroína, que también se producía en Afganistán, y hubo contra acusaciones de que los Estados Unidos estaban fomentando la adicción entre los soldados rusos. En los últimos años Estados Unidos ha luchado contra los talibanes en Afganistán, donde hay una tremenda cantidad de producción de drogas. Mucha de ella va a Rusia y un poco a Estados Unidos. El gobierno ruso diría con frecuencia esta parte de la guerra contra el pueblo ruso que Estados Unidos está tratando de conseguir que la población rusa se vuelva adicta y enferma. No creo que nada de esto sea correcto. También hay que señalar que China no es la única fuente de suministro de fentanilo a los Estados Unidos o a México. La India, que Estados Unidos está tratando de construir una asociación estratégica, es también un importante y creciente suministro de fentanilo. Además, el fentanilo puede dispersarse a otros países, puede producirse fácilmente en Sudáfrica, Indonesia, Tailandia, Nigeria... países que tienen industrias farmacéuticas bastante importantes. Fuente: Infobae.

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