De la caricatura de Mahoma a la muerte: degollado por defender la libertad de opinión

Se llega tarde y mal. No se le encuentra la vuelta ni a este tema ni al de la inmigración ilegal, lo que supuso la quiebra en sociedades consolidadas desde hace siempre, y donde los recién llegados no se asimilan o no quieren hacerlo. Allí comienza el problema y estamos viendo sus efectos.

Por Canal26

Lunes 19 de Octubre de 2020 - 19:24

Caricatura de Mahoma, crimen del profesor Samuel Paty en Francia, terrorismo, Islam, REUTERSREUTERS

POR MANUEL CASTRO

La decapitación de un profesor en Francia (que mostró una caricatura de Mahoma en clase) a manos de un extremista musulmán checheno no es el primer atentado de corte religioso en este país... y si no toman medidas, habrá más. Y eso que ya ha habido bastantes y violentísimos.

 

Siempre me he preguntado por qué las sociedades que defienden derechos y libertades, son débiles. Reaccionan tarde porque tienen miedo de hacerlo a tiempo y con la contundencia que los casos requieren. A esta altura de la civilización, por lo menos la nuestra, la mía, la occidental (y lo lamento, no puedo dejar de escribir como un occidental; porque eso soy), tenemos un non plus ultra, una frontera que no permite que ciertas cuestiones puedan y deban ser toleraras.

 

Según el gobierno francés, el profesor Samuel Paty fue objeto de una fatua –es decir un edicto religioso como el que le aplicaron a Salman Rushdie por escribir Los Versos Satánicos- y ese edicto fue difundido por internet y a partir de esto ya se sabe el final, lo degollaron. El ejecutivo francés ha prohibido y disuelto varias asociaciones musulmanas que estarían relacionadas con la fatua. Tarde.

Caricatura de Mahoma, crimen del profesor Samuel Paty en Francia, terrorismo, Islam, REUTERSREUTERS 

El presidente Macron dijo que se asesinó a un francés por haber enseñado la libertad de expresión. Hace unos días también había dicho que se tenía el derecho a la blasfemia.

 

Manifestaciones en París y en otras ciudades. Tarde.

 

“Nosotros somos Francia”, gritó el premier Jean Castex ante la multitud parisina. Tarde.

 

Entre los congregados se escuchó: ¡Viva la libertad de prensa! ¡Estamos en Francia, no es Paquistán o en Afganistán! Tarde.

 

Habrá nuevas medidas de seguridad en escuelas y universidades.

 

Salvar la laicidad del estado. Según las últimas encuestan los ciudadanos franceses están seguros que el Estado en este ámbito no ha hecho lo suficiente. Es evidente.

 

El Ministro del Interior anunció la expulsión de 231 extranjeros sospechosos de actitudes radicalizadas. Pero en Francia hay 200.000 sospechosos de los cuales unos 4.000 estarían dispuestos a actuar violentamente en cuanto tuvieran la oportunidad.

 

Hace tiempo que se viene anunciando de lo trágico de la situación. Se ha dicho que los diversos gobiernos no lo han querido ver y que desde hace años tanto profesores como investigadores han señalado de lo peligroso del crecimiento de una ideología muy preocupante. Lo han venido advirtiendo desde por lo menos unos 15 años.

 

Y cuando ocurre un atentado contra la libertad de expresión, algo sagrado y no negociable para nosotros los occidentales (en nuestra historia hemos tenido las experiencias de Goebbels y Stalin, y no queremos que alguien nos diga qué tenemos que pensar y que decir. No queremos ni Gestapo ni KGB), la sociedad actual, y no solo la francesa, ante ciertos hechos muestra una debilidad pasmosa. Critica su herencia y valora la extraña. No sea que se lleguen a ofender.

 

El avance del islamismo radical (mezcla de política y religión) y según señala Gilles Kepel (La revacha de Dios) “a comienzos de los años ochenta, los movimientos de reislamización “desde arriba” habían sido absorbidos, en Francia, por el activismo pro iraní, que se había volcado a la violencia y nunca había logrado, implantarse fuera de limitados círculos estudiantiles. Las asociaciones islamistas conscientes de su debilidad se dedicaron sobre todo a reclutar a simpatizantes evitando enfrentarse con las autoridades francesas. Sus imanes llegaron incluso a exhortar a los creyentes a no participar en las huelgas, para no arriesgarse a sufrir represión que pudiera significar la expulsión del país y el consiguiente debilitamiento de sus fuerzas combatientes”.

Caricatura de Mahoma, crimen del profesor Samuel Paty en Francia, terrorismo, Islam, REUTERSREUTERS 

Kepel señala además que “el fenómeno de reislamización “desde abajo” también se ha desarrollado en el mundo musulmán propiamente dicho durante la segunda mitad de la década de los ochenta”.

 

Se ha hablado de Globalización. ¿Funcionó? Muchos pensadores, con los que estoy de acuerdo, dicen que ha terminado.

 

¿Sociedades multiculturales? ¿Qué son?

 

 

Y de existir ¿han funcionado?

 

No ha habido integración. Solo se han formado guetos donde no entra ni la policía.

 

El tema no es la fe sino el extremismo.

 

Cuando los cristianos eran barridos en Siria por el Daesh ¿protestó alguien? ¿O es que al cristianismo sí se le puede pegar?

 

Cuando los yazidíes eran barridos por el Daesh ¿protestó alguien?

 

Cuando algunas mujeres fueron lapidadas o ejecutadas en un campo de fútbol afgano con un kaláshnikov en manos del verdugo ¿protestó alguien? ¿o dijimos ¡qué horror! Y nos fuimos a dormir?

 

Cuando arrojaban a los homosexuales desde un sexto piso de un edificio derruido por los combates, con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda ¿protestó alguien?

 

Son solo unos ejemplos.

 

El mundo está lleno de hipócritas.

 

Cuando Gadafi dijo su célebre frase “conquistaremos Europa con el útero de nuestras mujeres ¿protestó alguien?

 

Y cuando esta frase la repitió el actual presidente de Turquía en 2009 agregando además que los minaretes serán nuestras espadas y los vientres de nuestras mujeres darán lugar a la conquista de Europa ¿protestó alguien?

 

El problema no son las creencias religiosas. Quiero aclarar que soy cristiano católico y también leo el Corán.

 

Señala George Chaya (La Yihad Global, el terrorismo del siglo XXI) “el terrorismo tiene sus causas, estás son múltiples y de diferente índole, sean cuales fueran, es preciso enfrentar el fenómeno con responsabilidad en la adopción de una serie de compromisos por parte de la comunidad internacional y sobre todo voluntad política para llevarlos a cabo, solo de ese modo se alcanzarán los medios necesarios que permitan lograr una seguridad los más efectiva posible. El terrorismo constituye un crimen contra la humanidad y existe el derecho a defenderse de él, siempre dentro de determinadas normas morales y jurídicas, tanto en la elección de los objetivos como de los medios”.

 

Hay muchas injusticias que las castas políticas de todos los países incluyendo a los del primer mundo y sobre todo ellos los del primer mundo, saben que existen. Y no las han solucionado. Ese espacio ha sido ocupado por los fanáticos. Y el fanatismo nos llevará a la muerte y a la destrucción. Así ha ocurrido a lo largo de la humanidad. Para evitar cualquier tipo de tragedia, que no se arregla ni con discursos ni con manifestaciones, sería bueno que de vez en cuando, solo de vez en cuando, las castas políticas lean algún libro de historia.

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