Bob Marley, el profeta del reggae

A cuarenta años de su muerte, su música, su filosofía de vida y su carisma se mantienen presentes en el mundo entero. Un leyenda que crece cada vez que suena una de sus canciones.

Por Canal26

Martes 11 de Mayo de 2021 - 12:34

Bob Marley, el profeta del reggaeBob Marley.

El 11 de mayo de 1981, a los 36 años, Bob Marley murió en el Cedars of Lebanon Hospital de Miami, Estados Unidos, a raíz de un cáncer que había iniciado como un melanoma en el pulgar de su pie derecho y había hecho metástasis en sus pulmones y su cerebro. Consciente de su enfermedad, no quiso someterse a ninguna intervención quirúrgica por su religión rastafari y en sus últimos meses entendió que ya no había mucho para hacer por su salud.

 

Sin embargo, a nivel profesional, su corta vida le alcanzó para convertirse en el máximo exponente del reggae en todo el mundo, y su talento y filosofía de vida lo llevaron a ser un ícono para muchos de sus seguidores.

 

Robert Nesta Marley había nacido el 4 de febrero de 1945 en Nine Mile, Jamaica, y en su adolescencia se mudó junto a su madre, Cedella, a Kingston, donde descubrió en la música una forma de alejarse de los problemas cotidianos y de las necesidades que tanto él como sus vecinos atravesaban.

 Bob Marley, el profeta del reggae

Así fue como en 1962, luego de una audición con el productor musical Leslie Kong, grabó su primer tema en estudio, “Judge Not”, que había escrito a los 17 años. Pero enseguida se dio cuenta que si quería triunfar debía hacerlo en grupo y junto a su amigo Bunny Wailer y Winston Hubert McIntosh -conocido como Peter Tosh- formó la banda The Wailing Wailers, que contó con el apoyo del productor Clement Dodd, quien impulsó al grupo para lanzar “Simmer Down”, su primer sencillo a fines de 1963 y enseguida se convirtieron en uno de los grupos más populares de su país.

 

Pero con el paso del tiempo, algunos miembros de la banda comenzaron a dar pasos al costado y Marley, que se había casado con la cubana Rita Anderson en 1966, viajó a Estados Unidos para acompañar a su madre, que se había instalado allí y tenía la esperanza de que su hijo encontrara un futuro mejor en el país norteamericano.

 

Un par de meses le bastaron para darse cuenta que su vida en Wilmington, donde trabajaba en una planta de automóviles, no era lo que deseaba y volvió a Jamaica decidido a seguir con la música y aferrado a la religión rastafari, que comenzó a hacerse presente en cada una de sus creaciones.

 

Ya como The Wailers, la banda de Bob se separó de Clement Dodd y creó su propio sello discográfico, Wail’N’Soul, que quebró en 1969. Luego trabajaron junto a Leslie Kong y Johnny Nash, hasta que conocieron a Lee “Scratch” Perry, quien sería fundamental para su ascenso musical. Juntos hicieron algunos de los temas más icónicos de la agrupación, como "Soul Rebel", "Duppy Conqueror", "400 Years" y "Small Axe", y dieron inicio a un gran despliegue internacional.

 

Ya en la década del setenta, el éxito de Marley y los Wailers explotó a nivel mundial, sobre todo en 1973 con “I Shot The Sheriff”. Y al año siguiente ya sin Peter ni Bunny, Bob lanzó “Natty Dread” el séptimo álbum de su banda, que se convirtió en uno de los más exitosos por temas como "Talkin’ Blues", "No Woman No Cry", "So Jah Seh", "Revolution", "Them Belly Full (But We Hungry)" o "Rebel Music (3 o’clock Roadblock)".

 

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Convertido en una súper estrella, en 1976 Marley volvió a Jamaica en medio de un gran revuelo social para promover la paz y la reconciliación entre los ciudadanos jamaiquinos con un concierto gratuito en el Parque de los Héroes Nacionales de Kingston. Dos días antes del evento, el cantante, su esposa y su manager, Don Taylor, fueron víctimas de un atentado que casi les quita la vida. Y más allá del disparo que recibió en el brazo, el artista quiso subirse al escenario el 5 de diciembre, como estaba previsto.

 

Pero luego de aquel incidente, Marley decidió instalarse en Londres junto a su familia, donde grabó “Exodus”, uno de los discos más importantes de su carrera.

 

El jamaiquino siguió creciendo en la escena musical y en 1977 descubrió que a raíz de una lesión que había sufrido en su pie derecho, se le había formado un melanoma lentiginoso acral en el pulgar, pero en ningún momento quiso poner en pausa en su carrera. En 1980 tras lanzar "Uprising", su duodécimo álbum junto a The Wailers, decidió hacer una gira mundial. Y consagrado como el "Profeta del Reggae", se presentó en Suiza, Alemania, Irlanda, Reino Unido, España, Italia, Noruega, Suecia, Dinamarca y Francia frente a miles de personas. Tras conquistar Europa, su objetivo era recorrer Estados Unidos.

 

Así fue como el 19 y el 20 de septiembre de 1980 dio dos conciertos consecutivos en el Madison Square Garden de Nueva York que fueron un éxito. Confiado por la adrenalina que le generaba mantenerse activo con la música, decidió salir a trotar por el Central Park y sufrió un desmayo mientras se ejercitaba. Inmediatamente sus médicos le aconsejaron que dejara la gira para volver a su hogar, pero Marley no oyó las advertencias y, viajó a Pittsburgh, para cumplir con la fecha pactada para el 23 de septiembre, que se terminó convirtiendo en su último concierto.

 

Como si presintiera que el final estaba cerca y que su show iba a representar su despedida con el público, el ídolo del reggae se presentó en el Stanley Theatre a lo grande e hizo vibrar a los presentes al ritmo de "No Woman, No Cry", "Is This Love", "Get Up, Stand Up", entre tantos otros éxitos que quedaron inmortalizados en el álbum "Live Forever". Luego de esa gran noche, dijo: “Basta” y viajó a Alemania, donde permaneció ocho meses internado en la clínica de Josef Issels, quien proponía un tratamiento alternativo para el cáncer, evitando ciertos tipo de alimentos y bebidas, que no obtuvo el resultado esperado.

 

Su muerte marcó el nacimiento de una leyenda. Y a cuarenta años de su desaparición física, sus canciones, ideas y creencias se mantienen vigentes como si no hubiera pasado un solo día.

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