La conmovedora carta a la docente que murió por coronavirus: "Estamos destrozadas. No queríamos que te vayas tan pronto"

El texto fue escrito por la directora del jardín de infantes de la ciudad de Vicuña Mackenna donde trabajaba la víctima.

Por Canal26

Jueves 27 de Mayo de 2021 - 09:27

La víctima Marisa Chivalero (a la izquierda) junto a su gran amiga Patricia Bruera (a la derecha) durante una cena por el Día del MaestroLa víctima Marisa Chivalero (izquierda) junto a su amiga Patricia Bruera.

La directora del jardín de infantes de la ciudad cordobesa de Vicuña Mackenna donde trabajaba la docente Marisa Chivalero escribió una emotiva carta de despedida para su amiga y compañera de trabajo.

 

Érica Marisa Chivalero tenía 51 años y era docente en un jardín de infantes en Vicuña Mackenna, Córdoba. Pese a haberse vacunado con las dos dosis de la vacuna Sinopharm contra el coronavirus, se contagió y murió a causa de la enfermedad

 

Durante las últimas semanas la mujer había cumplido tareas pasivas en el colegio Carlos Guido Spano, en la localidad ubicada al sur de la provincia. Tras contagiarse de COVID-19, generó preocupación porque debió ser hospitalizada pese a haber sido inmunizada con la primera dosis el 6 de abril y con la segunda el 5 de mayo.

 

La muerte de la profesora conmovió a todos en la localidad del sudoeste de Córdoba y en particular a Patricia Bruera, directora del jardín de infantes “Carlos Guido Spano” y gran amiga de la víctima, que en su homenaje decidió dedicarle unas emotivas líneas.

 

La carta completa


“Hola amiga: ¿Cómo estás? Llegaste bien? Seguro ya encontraste a esos seres que habían partido antes que vos y que tanto extrañabas. Te cuento: por acá estamos con el alma destrozada. No caemos en la cuenta de lo que pasó todavía. Pero poco a poco iremos recobrando la alegría, porque nos dejaste mucho para recordar. Tantas jornadas compartidas!. El café calentito de la mañana mientras organizábamos el día. Por favor!, que nadie dejara una tijerita cerca tuyo porque en poquito tiempo había una pila de papelitos para juntar. ‘Manos de tijera’ te decíamos en el jardín. Fuiste una excelente compañera, siempre dispuesta, siempre contenta. Una profesional comprometida con la institución, en todos sus aspectos. Disfrutabas preparando y dando tus clases y también haciendo empanadas, siendo la cajera de la fiesta que organizaba la cooperadora. Si el jardín te necesitaba, allí estabas. No lo recuerdo ahora, pero ojalá te haya dicho alguna vez que eras muy valiosa. En honor a tu alegría cotidiana, vamos a sacudirnos el dolor, vamos a volver a poner la música fuerte y allí vas a estar vos, saludando con una sonrisa a cada uno de tus jardineritos. ¿Sabés? Ahora que lo pienso, nunca te vi enojada. ¿Será que llegar al jardín te aliviaba los problemas? No sé si vamos a poder hacer la velada este año, pero por las dudas reservamos el traje del sapito, o el de papa Noel o el de paisana o cualquiera, total vos siempre estabas dispuesta a acompañar a tus niños en los bailes y a divertirte junto con ellos. Te gustaban los stikers con brillitos como a mí. Ahora sos vos la que brillas y desde donde estés sé que siempre nos vas a iluminar. Por la cantidad de años compartidos, te convertiste en una gran amiga. No quería que te fueras tan pronto. Pero nosotros no disponemos de esas cosas. Aunque, pensándolo bien, no te fuiste. Sé que en cada cuento, en cada canción, en cada juego vas a estar a nuestro lado, porque demostraste que amabas al jardín, tanto como a tu familia. Bueno, no te molesto más. Descansa en paz ahora. Hiciste un gran trabajo aquí. Dejaste tu huella, hiciste las cosas bien. Por todo lo que brindaste nunca te olvidaremos. ¡¡¡Hasta siempre!!! ¡¡¡¡Hasta el próximo cuento Seño Marisa!!!!”.

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