Susan Edwards: la historia de la mujer que mantuvo por 15 años el asesinato de sus padres en secreto

Junto a su esposo, los enterró en el jardín y vació sus cuentas. El caso entró a la historia del crimen en Inglaterra.

Por Canal26

Jueves 30 de Diciembre de 2021 - 19:26

Christopher y Susan Edwards. Una de las pocas fotos de la pareja que asesinó y enterró a sus víctimas en un jardín.Christopher y Susan Edwards, la pareja que asesinó y enterró a sus víctimas en un jardín.

Susan Edwards ingresó a la historia del crimen en Inglaterra luego de que se develara que junto a su marido Christopher, asesinó a sus padres, los ocultó en el patio de su casa y les vació las cuentas bancarias.

Patricia y William Wycherley, fueron asesinados en 1998, pero recién en 2013 la policía hizo el macabro hallazgo de sus cuerpos en el jardín de una modesta vivienda en Mansfield. Los sucesos conmocionaron a Gran Bretaña y acaba de estrenarse una serie, Landscapers, producida por HBO, basada en esta historia.

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Durante 15 años, los asesinos pudieron guardar los crímenes en secreto

De hecho, Susan escribió tarjetas de Navidad falsas de sus padres y les dijo, a los miembros de su familia, que la pareja de ancianos se había mudado a Irlanda y necesitaban estar solos.

Mientras tanto, ella y su esposo fueron robando un total de 285.286 libras esterlinas de los ahorros de las víctimas. Susan y Christopher Edwards utilizaron el dinero en recuerdos y reliquias de artistas famosos, ya que ambos son fanáticos del cine.

Susan Edwards nació alrededor de 1958, hija de William Wycherley, que entonces tenía 46 años, y de su esposa Patricia, de 23 años, que ya estaba embarazada cuando se casaron.

Más tarde, le confesaría a la policía que tuvo una infancia oscura ya que su padre abusaba de ella y su madre, había permanecido en silencio porque no podía creer el horror que vivía a diario su hija.

En 1970, la abuela de Susan le dejó 10.000 libras esterlinas como herencia. Sin embargo, eso fue un motivo de disputa con su madre que finalmente la engañó y le arrebató ese dinero.

Susan se desempeñó brevemente como bibliotecaria. Más adelante, conoció a su futuro marido, Christopher, a través de una agencia de citas y sellaron su amor casándose en 1983.

Con el paso del tiempo comenzaron a incrementarse las deudas, sobre todo, porque la pareja solía gastarse los sueldos en sellos, autógrafos de colección y otros objetos. Su tendencia al fetichismo los conducía lentamente a la ruina.

El dueño de una tienda local, cercana a la casa de los Edwards, recordó que Christopher siempre parecía preocupado por lo que gastaba: "Era muy cuidadoso con su dinero", dijo a la prensa que cubrió el caso. "Cuando le dabas el cambio, lo contaba céntimo a céntimo. Se ponía junto a la puerta y miraba el recibo y lo comprobaba una y otra vez".

Según la policía, esos problemas financieros llevaron a Susan y Christopher a cometer los crímenes. Había una forma fácil de conseguir mucho dinero rápidamente y con esa idea se dirigieron a la casa de los padres de Susan, en East Midlands, el 1° de Mayo de 1998.

Allí, Christopher y Susan dispararon a los padres de Susan dos veces en el pecho cada uno, envolvieron sus cuerpos en un edredón y los enterraron a un metro bajo tierra en el jardín trasero.

Dos días después del crimen Susan retiró 40.000 libras de la cuenta. Pero era sólo el principio. Ambos supieron guardar muy bien su secreto durante casi dos décadas. A medida que pasaba el tiempo, hacían creer que Patricia y William seguían vivos.

Una de las claves para mantener su mentira fue hacerse pasar por las víctimas a través de postales y cartas que les enviaban a otros parientes. ​Además, Susan contaba que sus padres sólo deseaban escribirse con ella porque no estaban bien de salud y que, por ese motivo, vivían un retiro en Irlanda.

"Mi padre haciéndose mayor y mi madre no siempre con la mejor salud se fueron a Irlanda para disfrutar del buen aire", escribió Susan a un familiar en 2007. En 2011, Susan deliraba que sus padres estaban disfrutando de una "segunda juventud" y escribía: "da gusto verlos con tanto entusiasmo".

Mientras tanto desviaban el dinero de las cuentas de William y Patricia. Crearon préstamos y tarjetas de crédito a nombre de la pareja fallecida, falsificaron documentos de pensiones y prestaciones por incapacidad, e incluso, vendieron su casa con una firma falsificada.

Con el dinero, no paraban de adquirir recuerdos de famosos. Una vez se gastaron 14.000 libras en objetos de colección de Gary Cooper. En otra ocasión, usaron 20.000 libras en una colección de autógrafos cuya procedencia era incomprobable, pero a ellos no les importó.

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Pero en 2012 todo comenzó a complicarse

Ese año, William Wycherley cumplía 100 años, y el Departamento de Trabajo y Pensiones pidió una entrevista en persona para celebrar la ocasión.

Además, desde el Palacio de Buckingham también habían escrito preguntando dónde enviar un telegrama para felicitar al hombre por llegar a su centenario.

Con todo a cuestas y a punto de que su secreto salga a la luz, ambos decidieron escapar a Lille, Francia. Allá descubrieron que no podían acceder a las cuentas bancarias de los Wycherley desde el extranjero. Se negaron a vender las "reliquias". Así que acorralados vieron cómo su dinero empezó a agotarse.

Fue allí cuando Christopher llamó a su madrastra para conseguir más dinero y fue ella quien le avisó a la policía británica para contarles la extraño fuga de la pareja a Francia. Y le solicitó a la policía que realice excavaciones en el jardín de los Wycherley porque allí "había algo raro". La policía lo hizo y descubrió los cuerpos enterrados.

Perseguidos por las autoridades y sin dinero, Susan y Christopher decidieron entregarse a la policía británica sólo si les pagaban el pasaje de regreso, en tren, desde Francia. Y cumplieron su palabra.

Ambos fueron condenados a 25 años en el Tribunal de la Corona de Nottingham en 2014, por lo que, actualmente, ya han cumplido siete años de su condena y residen en prisiones no reveladas por las autoridades.

En declaraciones a la BBC, el inspector jefe Rob Griffin, dijo luego de la sentencia sobre la pareja: "no llevaban un estilo de vida fastuoso. Parece que la mayor parte de su dinero lo gastaban en objetos del mundo del espectáculo como artículos autografiados y autentificados de personas a las que admiraban. Es asombroso pensar que se gastaban el dinero en eso".

Sobre la adaptación de este caso policial en un programa Griffin le dijo al Nottingham Post: "Tengo sentimientos encontrados sobre la realización de la serie. Se trata de víctimas que tienen una familia y las vidas de las personas han cambiado para siempre a causa de esto. No es necesario volver a revivir todo eso".

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