El FMI y el crecimiento, entre la sarasa y el acuerdo light

Por ABECEB

Sábado 15 de Enero de 2022 - 11:44

Martín Guzmán y Kristalina Georgieva, foto presidenciaMartín Guzmán y Kristalina Georgieva, foto presidencia

Guzmán sostiene que en la Argentina no hace falta un “ajuste” fiscal clásico como los que suele exigir el FMI para estabilizar la macro y soslaya la discusión sobre la necesidad de implementar
“reformas estructurales” que incentiven la inversión y el crecimiento. Esto implica dejar de lado dos componentes esenciales de los programas de facilidades de largo plazo del FMI.

 

El argumento de Guzmán es simple: hoy la economía está creciendo y, si se evitan ajustes y reformas que interrumpan el proceso, será el propio crecimiento el que aporte los recursos para
hacer sustentable la deuda pública, incluyendo la contraída con el FMI. El argumento posee dos debilidades insalvables, una es técnica y, la otra, política.

 

La debilidad técnica: no se presentó un programa que muestre cómo el crecimiento viabilizará trayectorias para las variables fiscales, monetarias y externas que sean consistentes entre sí y, simultáneamente, garanticen la sustentabilidad de la deuda pública y la estabilidad macroeconómica. Menos aún, se explicó cómo es que el crecimiento será sostenible sin las
reformas que se necesitan urgentemente en los planos tributario, cambiario, laboral y energético. Se prometió un plan plurianual que brilla por su ausencia.

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La debilidad política se origina en la falta de consensos con la oposición sobre grandes lineamientos para la economía. No se logró lo mínimo: aprobar un presupuesto para 2022. Además, el consenso sobre qué negociar con el FMI parece estar ausente incluso dentro de la coalición gobernante. Por otro lado, las duras críticas del presidente al funcionamiento de la Corte Suprema y la orientación de la política exterior hacen poco para generar un clima para el diálogo sobre economía con la oposición.

 

Sin programa y sin consensos políticos mínimos, los argumentos económicos son “sarasa”, como dice Guzmán. Un acuerdo light sería la llave que destrabe la negociación.

 

Si no se llega a un acuerdo con el FMI, la Argentina se va a convertir en un “paria financiero”. Esto pondría a la Argentina en el umbral de una crisis. Pero también es cierto que el FMI no tiene nada para ganar en ese escenario. Una salida para evitarlo podría ser un acuerdo “light” que no hiciera hincapié en las reformas estructurales y que fijara un ajuste fiscal mayor al que desea el gobierno, pero con cierta extensión en el tiempo.

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