Favela tour

El turismo organizado ha tenido en los últimos años un gran desarrollo ...

Por Canal26

Lunes 30 de Julio de 2007 - 00:00

... en las favelas de Rio de Janeiro, donde las visitas guiadas permiten acercarse a la realidad de estas comunidades pobres sin ser visto como intruso por sus residentes.

"Hace cinco años que hago este trabajo y que intento convencer a mi madre de visitar una favela", explica Cristina a un pequeño grupo de franceses a quienes guiará en su recorrido por dos favelas.

Debido a la fama de violencia que tienen esas barriadas donde impera la ley del narcotráfico, pocos turistas brasileños se aventuran. Es importante no tomar fotografías en ningún momento, ni exhibir las cámaras: son las reglas.

"Nosotros intentamos mostrar el lado positivo de la favela, donde la mayoría de la gente son trabajadores que ganan el salario mínimo -unos 190 dólares mensuales- y no pueden vivir en barrios ricos", señala Cristina.

Según ella, los traficantes imponen las reglas, pero garantizan la seguridad de sus residentes.

"El peligro viene más que nada de los enfrentamientos entre narcotraficantes y policías, que dejan víctimas de balas perdidas", precisa.

Primera parada: la pequeña favela de Vila Canoas, que linda con el residencial barrio de Sao Conrado, en la zona sur de Rio.

Un recorrido por el laberinto de estrechos callejones permite al grupo acercarse a las precarias viviendas de ladrillo visto, amontonadas unas contra otras bajo un revoltijo de cables eléctricos.

"Todavía hoy, un 93% de los habitantes de las favelas no paga la luz y roba la electricidad de los postes públicos", asegura Cristina.

El recorrido por Vila Canoas incluye la visita a una escuela financiada en parte por los ingresos del turismo. De los 35 dólares que cuesta el paseo por la favela, ocho van a un fondo de apoyo a ese centro educativo administrado por una ONG.

"Nos dijeron que había un proyecto vinculado a una escuela. Como mi esposa es maestra, pensamos que sería bueno ver qué cosas pueden hacerse para brindarle educación a niños desfavorecidos", declara Hervé Sadel, uno de los turistas del grupo de franceses.

"Para nosotros es un honor recibir turistas", asegura Eldomira do Nascimento, una vendedora de artesanías producidas en la favela.

Segunda parada: Rocinha, la favela más grande de Brasil con más de 100.000 habitantes. Al ser consultados, sus residentes dicen en general sentirse "orgullosos de que la gente venga a conocer su realidad de cerca".

Cristina destaca que Rio tiene 752 favelas donde viven más de un millón y medio de personas, equivalentes al 20% de la población carioca. Y explica a su grupo que son barrios originados a partir de la abolición de la esclavitud, debido a que los libertos recibieron tierras en las colinas de la ciudad.

Luego, en las décadas de 1950 y 1960, una gran cantidad de habitantes del noreste brasileño llegaron a Rio y Sao Paulo en busca de trabajo en la construcción.

"Por eso fueron capaces de construir sus propias casas", asegura la guía.

Por otra parte, Cristina considera importante "acercar a la gente para integrar las favelas a la vida ciudadana, sin que resulte una invasión" a la privacidad de sus residentes, que muchas veces ven a los forasteros como ricachones en busca de una aventura o simples curiosos.

"Intentamos ser discretos (...) Hablamos con los residentes, pero tratamos de no resultar entrometidos", señala Mélanie Sadel, una universitaria de 19 años, parte del grupo.

La Asociación de Residentes de la Rocinha ve con buenos ojos la llegada de turistas y quiere atraer a más visitantes para impulsar el comercio local y ayudar a mejorar la fama de la favela.

"Sabemos que las favelas, su arquitectura, despiertan curiosidad", explica Eduardo Barbosa da Silva, uno de los directores de la asociación. "Y esto ayuda a darle una mejor imagen a nuestro barrio. La comunidad, el lugar, se vuelve familiar cuando uno lo visita", agrega.

Y asegura complacido: "Sé que ahora la gente puede ver el lado bueno de la Rocinha".