Mendoza: denuncian al gobierno provincial por el “robo” de un río

La Pampa acusa a provincia de Mendoza de "haberse robado" el curso de agua. En una asamblea, fuerzas vivas de la ciudad dieron unánime apoyo al proyecto para denunciar a la provincia vecina ante el máximo tribunal por el costo que paga desde hace medio siglo el ecosistema del oeste pampeano a raíz del represado y desvío del curso del río en territorio mendocino, especialmente a partir del dique El Nihuil, según publica un matutino.
"Los pampeanos reclamamos por el río Atuel" fue la convocatoria hecha por la Fundación Chadileuvú (Fuchad), la Asociación Ambientalista Alihuén y la Cooperativa Popular de Electricidad de Santa Rosa (CPE).

Debido a las retenciones de agua que se efectúan desde la década del 40 en Mendoza, tuvieron que emigrar cientos de pobladores ribereños y esto produjo también la desertificación del oeste pampeano. Los asambleístas también cuestionaron las liberaciones esporádicas de agua río arriba (desde los diques), a las que atribuyen inundaciones en la zona.

A comienzos del siglo XX, Mendoza comenzó a taponar el río para regar sus chacras. Los caudales fueron disminuyendo y el golpe mortal fue la construcción del dique El Nihuil, en 1947. Entre 1948 y 1973 no corrió una gota por el cauce pampeano del Atuel, que directamente se cubrió de arena.

En 1947, con las obras del dique El Nihuil cesaron los últimos escurrimientos del Atuel hacia esta provincia y la fértil cuenca Desaguadero-Salado-Chadileuvú casi desapareció. Hasta esa época, el Atuel ingresaba en La Pampa por cinco brazos y los bañados ocupaban casi un millón de hectáreas. Ahora, el único brazo activo es el que se conoce como el Arroyo de la Barda. Pero no alcanza para restablecer el ecosistema de los antiguos bañados, y mucho menos para desarrollar regadíos, publica hoy el matutino mencionado.

En 1987, cuatro décadas después del corte total, la CSJN consagró "la interprovincialidad del río Atuel" y dispuso que ambas provincias debían "acordar los usos futuros". Pero los ribereños pampeanos todavía esperan el regreso continuo del agua.