Maria Callas, murió la voz, nació el mito

El homenaje de "26Noticias" a la cantante que enamoró con sus interpretaciones. Fue una de las amantes de Aristóteles Onassis. Las razones de su muerte fueron poco claras. Galería exclusiva de fotos.

Por Canal26

Viernes 28 de Septiembre de 2007 - 00:00

En septiembre se cumplió el treinta aniversario de la muerte de la cantante María Callas, una de las inolvidables voces de la música.

María Callas, cuyo verdadero nombre era Cecilia Sophia Anna Maria Kalogeropoulou, nació en la ciudad de Nueva York el 2 de diciembre de 1923 como hija de unos emigrantes griegos.

Debido a las dificultades económicas de su familia, se volvió a Grecia con su madre en 1937. Se inscribió en el Conservatorio de Atenas estudiando con Elvira da Hidalgo, una renombrada soprano además de una excelente profesora.

María Callas hizo su debut en 1941 con la obra Tosca de Puccini en la Opera de Atenas, un papel que interpretará en numerosas ocasiones y con el cual inició su despedida un cuarto de siglo después. Estuvo cantando en Atenas durante varios años antes de realizar su debut italiano con La Gioconda de Ponchielli en Verona en el año 1947. Esta producción de La Gioconda estuvo dirigida por Tullio Serafin, quien se convirtió en su mentor musical.

En los primeros días de su carrera, Callas representó una gran variedad del repertorio, incluyendo papeles fuertes como Isolda en la ópera wagneriana Tristan und Isolde, pero enseguida olvidó estos papeles para concentrarse en las óperas italianas, particularmente en el bel canto con obras de Rossini, Bellini, Donizetti y el primer Verdi.

En 1949, conoció a Giovanni Meneghini con el que se casó. Giovanni Meneghini junto a Tullio Serafin guiaron su carrera. Estuvieron diez años casados.

Hizo su debut en La Scala de Milán en 1950 con la representación de Aida. Su primera aparición en Nueva York fue en 1956 representando la ópera de Bellini Norma, un papel que se convirtió en su especialidad.

María Callas estuvo siempre muy interesada en revitalizar aquellas óperas que habían sido olvidadas, representando obras olvidadas de Cherubini, Gluck, Haydn y Spontini. Trabajó con algunos de los más importantes directores de escena y orquesta del momento, destacando Luchino Visconti, Leonard Bernstein, Carlo Maria Giulini y Herbert von Karajan. También desarrolló una gran relación musical con gran cantidad de cantantes, principalmente con el tenor Giuseppe di Stefano y el barítono Tito Gobbi, apareciendo con mucha frecuencia en escena y en grabaciones. María Callas era extremadamente autocrítica y temperamental por lo que tenía frecuentes altercados con empresarios y directores de los teatros.

En 1959 conoció al naviero griego Aristóteles Onassis, abandonando a su marido Giovanni Meneghini. Tuvo un breve retiro durante esta relación, pero cuando volvió de nuevo a escena, su voz evidenciaba signos de decaimiento.

En 1965, realizó su última representación operística con Tosca en el Covent Garden de Londres. En ese momento tenía 41 años. Tres años más tarde, Aristóteles Onassis dejó a Maria Callas por Jacqueline Kennedy.

Durante la última década de su vida, vivió prácticamente recluida en París. Realizó pequeñas apariciones con Di Stefano e impartió una serie de clases maestras en el Juilliard School de Nueva York entre los años 1971 y 1972. Murió en París el 16 de septiembre de 1977.

Se supo que ese día, desayunó en la cama, salió y fue hacia el cuarto de baño. Tenía un dolor punzante en el costado izquierdo y se desmayó. Fue llevada otra vez a la cama y bebió un café fuerte. Cuando no pudieron conseguir ayuda médica, reclamaron la presencia del médico del mayordomo, que salió inmediatamente hacia la residencia de Maria. Había muerto antes de que llegara.

Su funeral tuvo lugar el 20 de septiembre y su cuerpo fue incinerado en el cementerio parisino de Père Lachaise. Las razones de su muerte quedan poco claras: oficialmente se trató de una "crisis cardíaca", pero no se descarta que se suicidara ingiriendo una dosis masiva de tranquilizantes; las prisas con las que fue incinerada, el robo de su urna fúnebre (que se encontró unos días más tarde) y la dispersión de sus cenizas en el Mar Egeo en la costa griega, la primavera del 1979 hicieron imposible una autopsia.