Massacre en Obras: “La banda de culto llegó al Templo del Rock”

"Inaudito y lógico a la vez", añadió un exultante Walas. Y no era para menos, el grupo a pleno con la vuelta del recuperado Federico "Fico" Piskorz, celebró en Núñez dos décadas de coherente carrera del under a los primeros planos , resucitó la etapa “Palestina” y coronó un show al que acertadamente habían previsto de histórico. Por Sergio Corpacci

Por Canal26

Domingo 1 de Junio de 2008 - 00:00

Cerca de la medianoche, cuando promediaba el show, Walas , la voz se sinceró otra vez, preso de la emoción que lo embargaba: “Suelo ser muy locuaz, pero esta vez me quedé sin palabras”.

Se entiende entonces que sucedan el “Gracias mi amor”, “Gracias Locatis”, gracias totales personalizadas antes y después de cada tema desde de quien diseñó los “telettubies Kiss” que anuncian el “Mamut Power Tour 2008”, a los sonidistas, iluminadores, prensa, periodistas y grupos amigos, los obsequiantes de muñequitos fetiche con los que Walas juguetea mientras canta y extensos etcéteras.

No sólo el debut en Obras desparramaba la emoción derramada: el regreso de Federico "Fico" Piskorz tras un accidente que el puede contar y su novia no, era la frutilla del postre. Antes del cuarto tema cuando “La Octava Maravilla”, “Nuevo Día” y “Tres paredes” dieran inicio a la histórica velada, Walas proclamó la buena nueva.

Y fue el propio "Fico" el que se encargó de hacer extensiva la deferencia. “Quiero agradcerles a todos, me ayudaron a vivir y por eso es que estoy acá para ustedes y para ella que nos sigue y que allá es una estrella más”. Y entre los gritos y las vivas huelgan las palabras atascadas en gargantas anudadas.

Impecables desde la puesta en escena, luces y sonido sobresalen “A Jerry García” e “Invasoras Amazonas” del elogiadísimo “El Mamut” con el que tras dos décadas desde el under y lejos de los márgenes comerciales arribó al “Templo del rocanrol” como repitió el líder sin descanso. Descanso musical que se tomaron en forma de intervalo matizado con imágenes un tanto fuera de contexto.

Con otro vestuario pero con la potencia, sutileza y actitud arrolladora de siempre, la segunda parte del show deparó temas de anteriores trabajos donde a caballo del skate rock o ese particular surf rock californiano, Massacre se hizo de un nombre y apellido que por cuestiones ajenas debió ser sabiamente cercenado: en marzo de 1992 y el atentado a la Embajada de Israel hizo correr sangre inocente. Y coherentemente Massacre dejó ser Palestina hasta una noche, qué noche la de anoche.

Pero antes hubo tiempo para que Walas se sorprendiera de su propia performance a fin de cada tema con un “ a la mierda” , una remera contra Botnia que sirvió para que el líder enunciara “granizos, cenizas, humo, quemas de pastizales, altas y bajas temperaturas y encima ahora “Vienen Zombies”, y la pantalla fue clase B, bien bizarra y el estadio una marea de manos, brazos, piernas y voces que se agitan.

Y si hubo espacio para la vida, la supervivencia y la muerte, la resurrección era cuestión de tiempo. Y no llegó al tercer día sino 16 años después con Massacre Palestina a pleno y otra vez. Y de imponente, el sonido viró a sucio y garagero sin perder la calidad. Desde la pantalla brotaban las viejas imágenes, recortes periodísticos en plan copy paste acelerado en formato digital del viejo, querido y sepultado fanzine.

A la hora de los bises se lucieron “Some day never come” de Credence como antes lo fuera “Maggie May" de Rod Stewart. Y fue momento de que Fernando Ruiz Díaz compartiera la versión original de “Plan B: Anhelo de Satisfacción” y pasaron “Armas” , “Diferentes maneras” y “La epidemia/resurrección” destacadas en una variopinta lista de 31 temas de todas las épocas.

Y si ese último tema aludía a que “les iban a crecer alas”, el cierre con “You really got me” de The Kinks fue de un vuelo sin escalas para sobrevolar una noche inolvidable en la que la letra original dio paso a otros gracias totales, enésimos , a todo y a todos. Y a Massacre, por una velada donde el rock sopló 20 velas de vida, conjuró a la muerte y absolvió a la cómplice multitud.