Las conclusiones del doctor Mariano Grondona

Por Canal26

Lunes 10 de Octubre de 2011 - 00:00

Hay una parábola que plantea Platón, que dice que una persona está enferma y por eso va a ver al médico. El médico le dice que está muy grave y solamente se va a poder curar con un tratamiento muy enérgico y problemático. Es decir, le tira una pálida. Entonces, este ciudadano ateniense queda muy consternado y la mujer le dice que vaya a ver al dirigente político barrial para que le levante el ánimo. El hombre va a verlo al político, quien efectivamente le levanta el ánimo. Le dice que las cosas no son así, que todo va a estar mejor y que no le haga caso al médico porque es un tipo pesimista. Le recomienda además que siga su vida normalmente, que se divierta con los amigos y viaje.

Cuando termina el cuento, Platón dice que el ciudadano que estaba enfermo murió contento. El tema es si voy a vivir preocupado o voy a morir contento.

Esto lleva a pensar en qué consiste el optimismo. ¿El optimismo es negar la realidad, dorar la píldora como el INDEC, dar planes y tapar todo con subsidios para que estemos contentos? Evidentemente el país está contento. Por eso, votará de la manera en que dicen que va a votar.

Quizás el mensaje más certero sea pensar en los diagnósticos, en las radiografías, y atender las cosas porque son serias.

La pregunta final de mi comentario es: ¿Quién de los dos es el verdadero optimista? El verdadero optimista es el que parece pesimista o realista porque reconoce los problemas. La palabra optimismo es muy linda. Está ligada al verbo operar, el optimista es un operador, alguien que hace algo. No es que no sea realista, la descripción que hace parece pesimista porque reconoce los problemas, pero va a tratar de resolverlos porque es un operador. Lo va a hacer con esfuerzo, trabajo y va a ir dejando de lado las drogas edulcorantes que le dicen que es el mejor momento de la historia.