Heather Kuzmich: autista y ganadora de un reality

Tiene 21 años y es la ganadora del “America´s Next Top Model”. Millones de estadounidenses se han pegado a la TV para no perder detalles de la historia de esta chica tan hermosa como valiente. Su vida. (Ver galería de fotos)

Por Canal26

Domingo 16 de Diciembre de 2007 - 00:00

Heather Kuzmich tiene 21 años, es una belleza y como tal fue elegida para participar en America´s Next Top Model, un “reality show" que vendría a ser como una mezcla del recordado “Super M” y “Gran Hermano”. No es lo que podríamos llamar un programa de hondo calado intelectual ni humano. Pero todo eso ha cambiado con la llegada de Heather Kuzmich. Millones de estadounidenses se han soldado a la tele para no perder la historia de esta chica tan hermosa como valiente. Y es que la nueva novia de América es autista.

En realidad sufre el síndrome de Asperger, una variante del autismo bastante difícil de tratar e incluso de tener en cuenta. Porque sus efectos no son evidentes como los de un autismo severo. Los afectados por el síndrome de Asperger no parecen tanto enfermos como gente “rara”, casi enteramente desprovista de habilidades sociales. Les cuesta mirar a la cara. No entienden las bromas, los chistes ni ninguna clase de sobreentendido. Si se les dice que alguien “ha metido la pata hasta el fondo”, pueden pasarse un buen rato buscando el pie de esa persona dentro de un cubo. Carecen del más mínimo tacto. Pueden decir lo que piensan en cualquier momento.

Nada de eso parece tan grave para el que no lo sufre. Para el que sí, supone muchas veces vivir en el terror crónico, en la seguridad de que fatalmente van a ser vistos primero con extrañeza, luego con rechazo. Los enfermos de este síndrome tienden a aislarse cada vez más.

Si tienen suerte, son genios en algo. Este desorden no sólo no disminuye la inteligencia sino que, en la práctica, la puede incluso aumentar: el enfermo de Asperger es fácil que sea muy ordenado y muy obsesivo -en un intento de hacer su mundo más seguro-, entonces, si el objeto de su obsesión goza de predicamento social, sus excentricidades obtienen cierta indulgencia.

El prestigio genial les protege. El caso más paradigmático sería el de uno de los mejores pianistas de todos los tiempos, el canadiense Glenn Gould, que no soportaba dar la mano a nadie y que se retiró de los escenarios con menos de cuarenta años, por puro pavor al público.

A Glenn Gould se le diagnosticó la dolencia cuando llevaba veinte años muerto. Otras celebridades con el síndrome son el director de cine Tim Burton, el creador de los Pokemon, Satoshi Tajiri, o el magnate informático Bill Gates. También se consideran candidatos Isaac Newton y Albert Einstein.

¿Pero qué pasa si el enfermo no es un genio difunto ni una celebridad masculina de edad avanzada, sino una joven estudiante de 21 años que quiere ser modelo? ¿Cómo ser modelo si te da miedo mirar a la cámara, y cómo ir a un programa de televisión que exige la convivencia en público con extraños?

Al principio del programa, Heather era el patito feo perfecto. Se la veía siempre aislada, llorando a veces cuando hablaba por teléfono con su madre. Parecía estar esperando que la echaran de ahí. “Pero así ha sido siempre mi vida”, dice ella.

Eso es cierto: la timidez que en otros es opcional, a ella le viene de fábrica. “O me impongo a esto, o dejo que esto me acorrale”, decidió. Sabiendo que imponerse, en este caso, significaba exponer sus carencias ante millones de ojos indiscretos.

Como terapia de choque para ella ha sido espectacular. Como vía de concienciación del público, no lo ha sido menos. Ninguna campaña convencional ha acercado tanto al público americano a ponerse en la piel de un autista. A ver el “reality”, no sólo el “show”.