Murió el padre de las hermanas que luchaban por entrar a San Luis para acompañarlo en sus últimos días

Tras diez rechazos, Victoria y Antonela lograron este lunes el permiso provincial. Sin embargo, no llegaron a tiempo desde Tierra del Fuego a despedir a su padre.

Por Canal26

Martes 25 de Agosto de 2020 - 08:30

Martín Garay padre de las mujeres que no pudieron despedirseMartín Garay, falleció sin haberse podido despedir de sus hijas.

Victoria y Antonela Garay no llegaron a despedirse de su padre Martín, enfermo de un cáncer terminal. El hombre murió en San Luis, mientras las jóvenes viajaban hacia ahí desde Tierra del Fuego, tras haber luchado para que las dejaran entrar a la provincia ante las restricciones por el coronavirus.

 

Ambas fueron autorizadas por el Comité de Crisis puntano a ingresar, luego de negarles diez veces el permiso. En pleno viaje, se enteraron de la triste noticia. Así lo confirmó su abogada, Emma Matorraz, en diálogo con Radio Rivadavia. "Ellas viajaban con la idea de hacer la cuarentena en la casa de su papá para acompañarlo", dijo la letrada entrevistada por el programa Código F. "Estaban en constante contacto con él por viodellamada", completó.

 

Las hermanas tuvieron que pelear contra la burocracia para estar al lado de su papá, que había entrado en la etapa final de la enfermedad y, según los médicos, solo podían acompañarlo con tratamientos paliativos ante la gravedad del cuadro. Tanto ellas como el nieto del paciente, de cinco años, habían sido autorizados a entrar a San Luis. Para eso, debían someterse y aceptar los protocolos que impone la provincia: PCR negativo para los tres y estar siete días en cuarentena en las residencias de la Universidad de La Punta.

Posteo de una de las hijas de Martín GarayPosteo de una de las hijas de Martín Garay.

El hombre, de 61 años, estaba internado en el Centro Oncológico Integral a raíz de un cáncer de pulmón con metástasis ósea que le diagnosticaron en abril pasado. Sin embargo, la enfermedad avanzó tan rápido que el 10 de agosto los oncólogos que lo trataban le informaron que ya no había más nada por hacer, por lo que estaba bajo cuidados paliativos en su casa de Quines, un pueblo situado al norte de San Luis.

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