¿Estamos solos en el cosmos?: un nuevo hallazgo desafía las teorías sobre la vida extraterrestre

Vida extraterrestre. Foto: Unsplash

El universo se convirtió en un enigma para el mundo científico. Una de las cuestiones que más interés despierta es la posibilidad que existencia de vida extraterrestre. De hecho, hay cientos de teorías que afirman que no estamos solos en el universo y casos de posibles avistamientos en distintos puntos del globo.

En este contexto, toma una importante relevancia la figura del astrofísico israelí Avi Loeb, quien dirige el departamento de Astronomía en Harvard. Su popularidad surgió años atrás, al sugerir que el universo había sido creado en un laboratorio y que hay una nave espacial detectada por telescopios que surca el Sistema Solar. Ahora, sostiene haber hallado restos de alienígenas en el fondo del Océano Pacífico.

Avi Loeb, director del departamento de Astronomía de Harvard. Foto: Scientific American.

Sus teorías generan un gran revuelo en quienes se dedican a estudiar estas cuestiones, ya que sus creencias poco convencionales rompen con lo establecido. Según comenta Loeb, en 2014 un objeto misterioso se estrelló en el Océano Pacífico frente a la costa de Papúa Nueva Guinea.

Al descubrir esto, Avi se embarcó en una expedición para recuperar fragmentos del “meteorito” con la esperanza de encontrar que hay detrás de este inusual evento.

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La búsqueda del origen interestelar en medio del océano

Durante dos semanas, el equipo de Loeb estudió el fondo del océano con tecnología e instrumentos avanzados y logró recuperar más de 700 esferas metálicas, un elemento clave en lo que respecta a la comprobación de su teoría.

Por medio de un análisis detallado, se intentó determinar si estos fragmentos se originaron más allá de nuestro Sistema Solar. En los primeros análisis, las esferas mostraron “abundancias extremadamente altas” de elementos que no se encuentran en aleaciones terrestres ni en meteoritos naturales.

Avi Loeb descubrió esferas de origen extraterrestre. Foto: Galileo Project

Berilio, lantano y uranio se encuentran entre los elementos que constituyeron una composición única denominada “BeLaU”. Estos hallazgos dan cuenta de que los fragmentos de meteorito podrán ser de origen extraterrestre.

El equipo afirmó que los fragmentos, conocidos como esférulas, parecían estar anidados, lo que sugiere que las gotas líquidas engullieron a las más pequeñas que se solidificaron antes. Además, las texturas en las superficies de los objetos redondos apuntan a un enfriamiento rápido de dicha materia.

Este descubrimiento podría ser la prueba de que existe vida más allá. Foto: Unsplash

“El patrón de abundancia de BeLaU encontrado en las esférulas del objeto clasificado como IM1 podría haberse originado a partir de un océano de magma planetario altamente diferenciado”, se lee en el estudio. El profesor Loeb también explica que debido a que la combinación de BeLaU tiene una “sobreabundancia de elementos pesados”, los fragmentos podrían haber sido expulsados de supernovas o fusiones de estrellas de neutrones.

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"Contaminar la buena ciencia"

En su trabajo anterior sobre el objeto interestelar Oumuamua, Loeb generó especulaciones sobre su posible origen artificial, afirmando que podría haberse tratado de una nave extraterrestre propulsada por radiación solar.

Estos hallazgos que salen de lo "normal", son objetos de constantes críticas por parte de sus pares. Steve Desch, astrofísico de la Universidad Estatal de Arizona, dijo que "la gente está harta de escuchar sobre las afirmaciones salvajes de Avi Loeb. Está contaminando la buena ciencia, mezclando la buena ciencia que hacemos con este sensacionalismo ridículo y absorbiendo todo el oxígeno de la habitación”.

Sus propuestas salen de lo "convencional". Foto: archivo

Pese a las críticas, Loeb sigue defendiendo sus descubrimientos. Él cree que es crucial traspasar los límites del conocimiento y abrazar lo desconocido, incluso si eso significa desafiar los paradigmas establecidos.

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La importancia de los hallazgos

La confirmación de la teoría sobre los fragmentos de meteoritos interestelares marcaría un nuevo punto de partida en lo que respecta al estudio de la vida fuera de la Tierra. De hecho, sería la primera vez que los humanos entrarían en contacto con materiales de un objeto procedente de fuera del Sistema Solar. 

Actualmente, el análisis de los fragmentos recuperados está en curso, con múltiples laboratorios de la Universidad de Harvard, la Universidad de California, Berkeley y Bruker Corporation trabajando arduamente para determinar su composición y origen. 

Al examinar la composición elemental y realizar dataciones rigurosas, los científicos esperan obtener información sobre la naturaleza de los viajes interestelares y, de esta forma descubrir rastros de tecnología extraterrestre avanzada.

La información obtenida nos ayudará a comprender el lugar que ocupamos en el universo. Foto: Unsplash

Podría decirse que la humanidad está a un paso de desentrañar los secretos de los viajes interestelares y de comprender qué lugar ocupa dentro del enorme cosmos.